Detienen a pasajero por robar cinturones de seguridad en ómnibus Yutong en Cuba
Redacción de CubitaNOW ~ martes 27 de mayo de 2025

La degradación moral y el nivel de desesperación que se vive actualmente en Cuba alcanza niveles que hace unos años habrían parecido impensables. Una reciente y singular escena confirma esta tendencia: un pasajero fue sorprendido robando cinturones de seguridad y cordones de cortinas en pleno viaje en una guagua Yutong que cubría la ruta Holguín-Cienfuegos. La insólita historia fue divulgada por el perfil oficialista Cazador-Cazado, cercano a las fuerzas policiales.
El protagonista de este curioso pero alarmante episodio fue identificado como Argelio Rojas. Mientras el ómnibus avanzaba por la carretera, Rojas, según testigos y reportes, comenzó a desmantelar el interior del vehículo como si se tratara de un taller rodante. Primero se dedicó a retirar los cinturones de seguridad, y luego procedió a arrancar el cordón de los cortineros.
Su comportamiento fue reportado a las autoridades, y una patrulla policial lo interceptó más adelante, deteniéndolo in fraganti con los objetos en su poder. El sujeto será procesado por hurto, aunque la situación ha provocado más asombro que otra cosa, dado lo absurdo del robo.
Este tipo de sucesos no es aislado. Más allá del humor que pueda provocar inicialmente, lo ocurrido refleja una realidad mucho más sombría: la profunda crisis económica y moral que atraviesa el país. En un contexto donde las carencias materiales van desde alimentos hasta piezas de repuesto, algunos cubanos han comenzado a ver cualquier objeto —por más inútil o ridículo que parezca— como una posible oportunidad para revender o reutilizar.
Resulta particularmente significativo que esto ocurra en un medio de transporte estatal, afectando directamente a un bien público y al resto de los ciudadanos. ¿Qué utilidad práctica puede tener un cinturón de seguridad o un cordón de cortina fuera de su contexto? Probablemente ninguna, pero cuando la desesperación domina, lo racional pierde peso.
Este caso también evidencia cómo el concepto de propiedad pública ha sido corroído por años de penuria y desconfianza hacia el sistema. El ciudadano que roba piezas de una guagua estatal probablemente no sienta que está atentando contra algo suyo o de su comunidad, sino contra una estructura que ya no representa ningún beneficio para él.
El absurdo se ha vuelto norma en una Cuba donde ya no sorprende que alguien robe lo que encuentre a mano en un ómnibus en marcha. Un país que alguna vez se soñó próspero, hoy es escenario de robos de cortinas y cinturones, y lo peor, quizás, es que ya ni siquiera causa indignación, sino resignada burla.