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Escuelas en ruinas y niños en carpas mientras el turismo de lujo avanza en Cuba

Redacción de CubitaNOW ~ domingo 2 de febrero de 2025

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En los municipios de Pilón, Media Luna y Bartolomé Masó en la provincia de Granma, mil 339 niños y niñas han retomado las clases en condiciones precarias luego de los sismos que sacudieron el Oriente cubano el 10 de noviembre de 2024.

Para garantizar la continuidad del curso escolar, fueron instaladas 27 carpas y 15 letrinas móviles donadas por la representación de Naciones Unidas en Cuba. Sin embargo, las imágenes de niños estudiando en estas condiciones han generado indignación y debate en la población cubana.

Mientras estos menores reciben clases en tiendas de campaña sin condiciones adecuadas, el gobierno cubano inauguró recientemente el hotel K, una lujosa instalación de 42 pisos y 154 metros de altura con 565 habitaciones.

Según estimaciones de economistas y medios independientes, el costo de construcción del hotel estaría entre 50 y 200 millones de dólares. La falta de transparencia de las autoridades impide conocer la cifra exacta, pero el contraste entre esta inversión millonaria y la precariedad de las escuelas afectadas por el sismo ha provocado numerosas críticas en redes sociales.

Una internauta expresó su frustración en redes sociales tras ver la publicación de Naciones Unidas sobre la ayuda humanitaria: «Nuestros niños en Oriente estudian gracias a la donación de carpas y letrinas. Mientras, en un universo paralelo se inaugura el hotel K. ¿Cuántas escuelas se hubiesen podido construir con ese dinero?».

El terremoto del 10 de noviembre, con una magnitud de 6.8 en la escala de Richter, tuvo su epicentro a 48 kilómetros al sureste de Pilón, Granma. Fue descrito por los residentes como el más fuerte que habían experimentado en sus vidas y dejó una estela de destrucción en viviendas y edificios públicos, incluidas decenas de escuelas.

Ante la falta de una respuesta gubernamental efectiva para la reconstrucción de las infraestructuras dañadas, la educación de los niños ha quedado supeditada a la ayuda internacional.

A pesar de los intentos oficiales por presentar la reapertura de las clases como un logro, las condiciones en las que estudian estos niños distan mucho de ser medianamente buenas. La falta de materiales, las altas temperaturas dentro de las carpas y la precariedad de las letrinas móviles han generado preocupación en la población, que se pregunta hasta cuándo durará esta situación y cuáles son las verdaderas prioridades del gobierno cubano.


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