En una noche apagada, los dirigentes avileños 'celebran ' la designación de sede del 26 de julio
Redacción de CubitaNOW ~ domingo 15 de junio de 2025

La elección de Ciego de Ávila como sede del acto central por el 26 de Julio ha desatado una ola de críticas ciudadanas que desbordan las redes sociales. Lejos de generar entusiasmo, el anuncio provocó una catarata de comentarios cargados de frustración, sarcasmo e indignación. Para muchos, esta “distinción” no representa un logro, sino un símbolo más del deterioro que viven día a día: apagones prolongados, escasez de agua, acumulación de basura, falta de medicamentos y una profunda sensación de abandono institucional.
“Vivo en Ciego de Ávila y aquí el único logro es apagón diario y falta de agua potable”, dice una vecina. Otros ironizan sobre los “premios” que podría recibir la provincia: megas extras, croquetas para celebrar o incluso “un acto de repudio” organizado por la propia población. Para algunos, esta designación no premia ningún esfuerzo real, sino el silencio cómplice frente a la ineficiencia gubernamental. “El mérito principal de Ciego es su silencio en las protestas estudiantiles”, comenta un usuario con mordacidad. La burla se convierte en una forma de defensa frente a una realidad demasiado cruda.
"Es una provincia sin agua, sin luz, sin comida y sin dignidad", afirma otra publicación, resumiendo en pocas palabras el sentir general. Otros recuerdan con nostalgia los tiempos en que celebrar una sede implicaba beneficios concretos: abastecimiento, mejoras, atención prioritaria. Hoy, la celebración parece vacía, casi una provocación. “Estamos agotados y viejos”, escribe una ciudadana, describiendo la sensación de abandono y desgaste acumulado.
“La sede debería dársela a quien tenga algo que ofrecer, no a quienes sobreviven a fuerza de resignación”, reflexiona otro comentario. En vez de fomentar un sentimiento patriótico, esta decisión ha visibilizado la crisis estructural que atraviesan los cubanos y ha abierto una ventana de desahogo colectivo.
La mayoría de los comentarios no vienen desde el odio, sino desde la decepción. Son voces que claman por respeto, por verdad, por coherencia. Esta sede del 26 de Julio, lejos de unir, ha expuesto más que nunca la grieta entre el discurso oficial y la realidad popular. Y en esa brecha, los ciudadanos han decidido hablar sin miedo. Porque si no hay nada que celebrar, al menos queda el derecho a expresar el dolor.
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