Un trabajador por cuenta propia en Santiago de Cuba denunció la grave situación que enfrenta debido a la falta de refrigeración en su negocio.

A través de un chat privado, compartió con angustia que sus productos se están echando a perder, causando grandes pérdidas económicas y frustración. Las imágenes que nos mostró, que resguardamos para proteger su identidad, evidencian embutidos en estado de deterioro por la ausencia de condiciones para conservarlos adecuadamente.

Este caso no es aislado, sino que refleja el drama que viven muchos pequeños emprendedores en Cuba, quienes lidian día a día con apagones constantes, equipos de refrigeración escasos o dañados y los altos costos de la energía eléctrica.

Cada producto perdido representa no solo dinero tirado, sino también el esfuerzo y sacrificio de meses de trabajo, además de la incapacidad para ofrecer alimentos seguros y de calidad a sus clientes.

El miedo a represalias obliga a muchos a permanecer en silencio, pero estas voces silenciosas revelan la dura realidad de una crisis que está arruinando negocios y sueños. La pérdida de alimentos no es solo una cuestión económica, sino una señal clara de las dificultades que enfrentan quienes intentan sobrevivir en medio de esta situación.

Detrás de cada producto descompuesto hay familias que luchan por salir adelante y que hoy ven cómo su futuro se desvanece. Es urgente visibilizar esta problemática y apoyar a quienes están siendo golpeados por una crisis que no eligieron, porque el silencio solo profundiza el daño y no soluciona nada.

Fuente: Yosmany Mayeta

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