Después de una dolorosa separación que duró 42 años, el estadounidense Jimmy Lippert Thyden finalmente pudo reunirse con su madre biológica chilena, María Angélica González.

La historia de Thyden es un relato desgarrador de adopción falsificada y separación forzada que finalmente encontró su capítulo feliz gracias a la ayuda de la organización chilena sin ánimo de lucro Nos Buscamos y la tecnología de pruebas de ADN.

El pequeño nació prematuramente en un hospital en Santiago, la capital de Chile, y fue colocado en una incubadora. Trágicamente, cuando su madre biológica fue a buscarlo, le informaron que había fallecido y que su cuerpo había sido desechado, según reveló el expediente del caso. Sin embargo, la realidad era otra.

Adoptado por una familia estadounidense, Thyden comenzó a investigar su origen biológico después de leer sobre otros adoptados nacidos en Chile que lograron reunirse con sus familias biológicas con la ayuda de Nos Buscamos.

La organización realizó investigaciones que confirmaron el nacimiento de Thyden en Santiago y su situación de adopción falsificada. Una prueba de ADN posterior corroboró su herencia chilena y le proporcionó un punto de partida para conectar con su familia biológica. A través de la plataforma MyHeritage, que brinda pruebas de ADN a adoptados chilenos, Thyden se conectó con un primo hermano que lo ayudó a encontrar a su madre.

"El papeleo que tengo para mi adopción dice que no tengo parientes vivos. Y en los últimos meses me he enterado de que tengo una mamá y tengo cuatro hermanos y una hermana", compartió Thyden en una entrevista.

La emotiva reunión se llevó a cabo en Chile, donde Thyden fue recibido con 42 globos de colores, cada uno simbolizando un año de tiempo perdido con su familia biológica. "Intentaba poner un broche de oro a 42 años de una vida que le fue arrebatada. Nos la arrebataron a los dos", expresó emocionado.

La asociación Nos Buscamos ha estado trabajando incansablemente para reunir a adoptados con sus familias biológicas durante los últimos nueve años. Según sus estimaciones, decenas de miles de bebés fueron separados de sus familias chilenas en las décadas de 1970 y 1980. Esta triste realidad se basa en informes de la Policía de Investigaciones de Chile, que documentó la sustracción de niños chilenos de familias vulnerables.

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