En Cuba, cualquier cosa puede convertirse en noticia, incluso unas cabillas de acero. Esta vez, el caso salió de Santa Clara, donde un episodio medio confuso de supuestos ladrones se viralizó gracias a la página Fuerza Pueblo, un perfil muy cercano al MININT que se dedica a aplaudir las “hazañas” policiales.

Según la publicación, dos personas fueron sorprendidas transportando varias barras metálicas dentro de un ómnibus público. Sí, como si fueran bultos de yuca, las cabillas llenaban los pasillos del transporte urbano. La versión oficial indica que el material había sido robado de un almacén de la Empresa de Instalaciones Fijas Traviesas, y que los sospechosos quedaron detenidos de inmediato.

El post venía acompañado de foto y un mensaje triunfal: “Al que velan no se le escapa, así de simple”. Pero, como suele pasar en Cuba, los comentarios desmintieron rápidamente la historia. Una internauta, Évora Dayanis, aseguró que los detenidos no eran delincuentes, sino personas que devolvían el material que otros habían sacado primero. Según ella, los verdaderos responsables ya habían perdido sus cargos y la historia difundida solo alimentaba los rumores.

Al final, nadie puede confirmar cuál versión es cierta. ¿Fue un robo frustrado, una devolución obligada o simplemente otro capítulo de la precariedad cubana, donde incluso una cabilla se vuelve un bien codiciado?

Lo único claro es que, hoy en Cuba, un viaje en ómnibus puede terminar en escándalo nacional, y la falta de transparencia oficial convierte cada detalle en motivo de debate y escepticismo. Porque en un país donde construir una casa es casi imposible, una simple cabilla tiene más valor que nunca.

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