El régimen cubano declara “epidemia” el brote de dengue, chikunguña y oropouche y pide enfrentarlo como la COVID-19
Redacción de CubitaNOW ~ miércoles 12 de noviembre de 2025
El régimen cubano reconoció oficialmente que el país enfrenta una “epidemia” por el aumento de casos de dengue, chikunguña y oropouche, enfermedades transmitidas por mosquitos que se han expandido rápidamente por casi todo el territorio nacional. El gobernante Miguel Díaz-Canel aseguró que la situación debe enfrentarse “como se hizo con la COVID-19”, en medio de un sistema de salud deteriorado y una creciente crisis económica.
La declaración marca un cambio en la narrativa oficial, ya que hasta ahora el Gobierno había descrito la situación únicamente como un “síndrome febril inespecífico”, sin admitir la magnitud del brote. Según cifras divulgadas por el diario Granma, Cuba registra más de 21.600 casos de chikunguña en 14 de las 15 provincias del país, con especial incidencia en Matanzas, La Habana, Artemisa, Cienfuegos, Villa Clara y Camagüey.
Aunque las autoridades no ofrecieron datos actualizados sobre el dengue ni el oropouche, los últimos reportes —de hace tres semanas— hablaban de 2.360 casos de dengue, principalmente de la variante más peligrosa, y tres muertes confirmadas por esta causa. En cuanto al oropouche, el Ministerio de Salud Pública (MINSAP) indicó que en las dos últimas semanas no se reportaron nuevos casos confirmados ni sospechosos.
El repunte de estas enfermedades coincide con una crisis estructural que afecta todos los servicios públicos. Los cortes prolongados de electricidad, la falta de combustible para fumigaciones, el deterioro de los sistemas de agua y saneamiento y la acumulación de basura en las calles han creado un ambiente ideal para la proliferación de mosquitos. A esto se suma la escasez de medicamentos, el colapso hospitalario y la desconfianza de la población hacia el sistema de salud, que provoca que muchos enfermos no acudan a los hospitales ni sean registrados oficialmente.
Expertos advierten que las cifras reales de contagios son mucho más altas de las que reconoce el régimen, ya que en numerosos centros médicos no se dispone de pruebas diagnósticas para confirmar los casos.
Ante la gravedad del panorama, Díaz-Canel anunció que se realizarán reuniones semanales con especialistas del MINSAP y centros de investigación científica para seguir la evolución de la epidemia y coordinar las acciones de control. Sin embargo, varios médicos dentro de la isla han expresado escepticismo, señalando que sin recursos ni combustible es imposible implementar una respuesta efectiva.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha advertido que el aumento de arbovirosis en Cuba forma parte de un repunte regional, pero el caso cubano es especialmente preocupante debido al deterioro de la infraestructura sanitaria. En la última década, la isla ha superado los 3.000 casos de dengue en al menos dos ocasiones, aunque nunca había enfrentado simultáneamente tres brotes de este tipo.
El incremento de contagios también ha motivado que varios países, entre ellos España y Estados Unidos, actualicen sus alertas de viaje hacia la isla. Madrid advierte sobre una “grave situación epidemiológica”, mientras que Washington emitió un aviso de salud pública dirigido a los viajeros que planeen visitar Cuba.
En medio del silencio oficial sobre el número real de afectados y sin informar sobre la cantidad de fallecidos, los cubanos afrontan esta nueva emergencia sanitaria con el mismo recurso que en la pandemia: la resistencia cotidiana ante un Estado que promete control, pero ofrece cada vez menos respuestas.