El patrimonio de La Habana se desvanece: saqueo y corrupción a plena luz del día
Redacción de CubitaNOW ~ martes 11 de noviembre de 2025
El corazón de La Habana llora cada día un poco más. Edificios históricos, verdaderos símbolos de nuestra identidad cultural, desaparecen lentamente ante la mirada indiferente de las autoridades y la complicidad de quienes deberían protegerlos.
El caso del antiguo Instituto de Diseño Industrial, ubicado en la intersección de Belascoain y Estrella, es un ejemplo doloroso de esta tragedia urbana. Construido en 1860, esta edificación sirvió como club para oficiales del Ejército Español, luego como hotel para la élite colonial, y durante las guerras de independencia albergó a las viudas de los oficiales.
Más tarde, en el siglo XX, funcionó como sede del Ministerio de Salubridad. Su valor patrimonial y arquitectónico es incalculable, pero hoy solo quedan ruinas.
Lo que debería ser un lugar protegido y admirado se ha convertido en escenario de saqueo diario. Individuos extraen horcones, ladrillos y tablas mientras custodios, lejos de impedirlo, parecen colaborar o al menos mirar hacia otro lado. Las redes sociales se han llenado de fotos y denuncias de ciudadanos que, impotentes, presencian cómo el patrimonio se esfuma.
Los robos “menores”, como ladrillos y piezas de construcción, no son más que la punta del iceberg. Las verdaderas joyas del edificio, como carpinterías de madera valiosa, marcos, puertas, ventanas y rejas únicas, desaparecen sin que exista rendición de cuentas.
Este fenómeno no es aislado. La Habana, y en general Cuba, sufre un deterioro sistemático de su patrimonio histórico debido a la corrupción y la negligencia. Funcionarios en todos los niveles políticos y económicos permiten que los ladroncillos de barrio sean la fachada de delitos mayores, asegurando que los bienes de mayor valor se pierdan sin registro. Como dice el refrán: “A río revuelto, ganancia de pescadores.”
Para quienes crecimos admirando estas construcciones, ver su destrucción es desgarrador. Vecinos, exalumnos y ciudadanos sienten impotencia y tristeza, conscientes de que cada ladrillo arrancado, cada reja sustraída, es un golpe a la memoria colectiva y a la historia de nuestra ciudad.
El tiempo corre y La Habana continúa perdiendo sus tesoros. Es urgente visibilizar estos hechos, exigir transparencia y protección real de nuestro patrimonio antes de que solo queden recuerdos y fotografías de lo que una vez fue orgullo de todos.
Del perfil de Cesáreo Navas