El padre Alberto Reyes y la amenaza de soñar una Cuba distinta
Redacción de CubitaNOW ~ viernes 4 de julio de 2025

El pasado 2 de julio, el régimen cubano desplegó una operación represiva inusual. No se trataba de contener una protesta ni de disolver una manifestación callejera: bastó con una recepción diplomática en la casa del embajador de Estados Unidos, Mike Hammer, para activar toda la maquinaria del miedo.
La presencia de periodistas, opositores, activistas y familiares de presos políticos en ese espacio parecía intolerable. ¿Qué temía el poder? El padre Alberto Reyes Pías lo expone con aguda claridad: “un evento así fecunda la esperanza, un evento así permite el encuentro entre personas que sueñan que una Cuba distinta es posible, un evento así vivifica el espíritu”.
Reyes, sacerdote católico y voz comprometida con la verdad en medio de la represión, no escribe desde la retórica sino desde la entraña. Su reflexión no es una crónica más, sino una denuncia del sistema que intenta “matar la esperanza de este pueblo”, que ha querido incrustar en los huesos de los cubanos la idea de que el sistema es inamovible.
Recuerda que nos enseñaron en la escuela que “el mundo camina inexorablemente hacia el comunismo” y que, una vez instaurado, “ya no es posible dar marcha atrás”. Pero eso, como él mismo señala, se vino abajo con el muro de Berlín y las demás estructuras de mentira que lo acompañaban.
En su texto, Reyes utiliza una de las metáforas más poderosas de la resistencia cubana: “Somos un bosque hermoso continuamente talado, que retoña una y otra vez”. La imagen es a la vez poética y brutal. Es la confirmación de que, aunque el régimen siegue con violencia, no puede impedir que la vida brote. Porque en cada retoño está la prueba de que la esperanza no ha muerto, de que los cubanos no se han rendido.
La clave, según el sacerdote, está en la dimensión espiritual de esa esperanza. Allí donde no llegan los agentes de la Seguridad del Estado, allí donde las cámaras y las brigadas no pueden entrar, “en ese santuario recóndito que es el alma, la esperanza existe, habla, sugiere, anima, y espera”.
Por eso, el régimen teme incluso los gestos pequeños, los actos que podrían parecer insignificantes, porque son semillas de libertad sembradas en un terreno fértil.
El padre Alberto Reyes no llama a la violencia. Llama a la memoria, a la dignidad, a la certeza de que “vivir en la miseria y el miedo no será nuestro futuro”. En sus palabras resuena la conciencia de que la esperanza, viva y vigilante, sigue siendo el mayor peligro para quienes solo saben gobernar desde el temor.