El ministro cubano de Energía y Minas, Vicente de la O Levy, viajó a Santiago de Cuba con el objetivo de supervisar las labores de recuperación del sistema eléctrico después del devastador impacto del huracán Melissa.

La Unión Eléctrica (UNE) anunció en su cuenta de Facebook que el funcionario se encontraba “rumbo al oriente del país para iniciar las labores de recuperación según sea posible”. No obstante, la población mantiene un clima de escepticismo, acostumbrada a que este tipo de promesas oficiales tarden en materializarse o se queden sin cumplir.

El propio ministro publicó un mensaje en X (antes Twitter), donde afirmó: “Vamos rumbo a Santiago de Cuba, en cuanto sea posible iniciamos las labores de recuperación. ¡Fuerza Cuba! ¡Saldremos adelante!”. Las declaraciones, cargadas del tono optimista habitual en la comunicación gubernamental, contrastan con la difícil realidad que enfrentan miles de familias aún sin luz, agua ni conexión.

El panorama en el oriente cubano es crítico. El huracán Melissa destruyó buena parte de la red eléctrica, provocando apagones masivos, daños graves en las líneas de transmisión y comunidades enteras incomunicadas. Aunque las brigadas especializadas de la UNE aseguran estar trabajando “desde la madrugada”, hasta el momento no se ha determinado el alcance total de las afectaciones.

El pasado martes, toda la región oriental quedó a oscuras, luego de que el Gobierno ordenara la desconexión completa de los circuitos eléctricos, una medida que justificaron como “preventiva” ante el paso del ciclón. La Empresa Eléctrica de Santiago de Cuba informó en Telegram que se “desenergizó” toda la red de transmisión del sistema Oriente Sur, manteniendo únicamente conectadas al occidente y a la provincia de Camagüey con el Sistema Electroenergético Nacional (SEN).

Según la versión oficial, la decisión buscaba “proteger la estabilidad del sistema”, aunque numerosos observadores y ciudadanos consideran que la medida agrava el aislamiento de una región históricamente rezagada. En el proceso, también fueron desconectadas las principales termoeléctricas del oriente: la Antonio Maceo (Rente) en Santiago, la Lidio Ramón Pérez (Felton) en Holguín y la Central Fuel de Moa, todas fuera de servicio por su vulnerabilidad ante los vientos huracanados.

El comunicado de la UNE describió el procedimiento como “un proceso controlado para mantener la integridad del sistema eléctrico”, aunque el resultado ha sido el apagón total de millones de cubanos, acompañados por el ya habitual llamado oficial a la paciencia y la resistencia.

Este jueves, las provincias orientales amanecieron completamente desconectadas del SEN, lo que evidencia el profundo deterioro de la infraestructura energética del país. Mientras el ministro promete soluciones desde el terreno, la población de Santiago, Granma, Holguín y Guantánamo continúa sin electricidad, alimentos ni información, esperando que la recuperación anunciada no se limite, una vez más, a declaraciones y gestos simbólicos.

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