Al menos 139 personas murieron y 425 resultaron heridas en las últimas 24 horas debido a los bombardeos del Ejército israelí sobre la Franja de Gaza, según informó el Ministerio de Salud del enclave palestino gobernado por Hamás.

Esta nueva escalada de violencia se suma al saldo devastador que ha dejado la guerra, que comenzó hace un año y nueve meses: un total de 58.026 muertos y más de 138.000 heridos.

Los ataques se concentraron en áreas densamente pobladas, donde muchas familias palestinas se refugiaban tras haber sido desplazadas en ofensivas anteriores. Además, se confirmó la extracción de al menos cuatro cuerpos entre los escombros, una labor que continúa con dificultad debido a la falta de maquinaria pesada, el colapso del sistema sanitario y la constante amenaza de nuevos bombardeos.

“Este nivel de destrucción no puede ser normalizado. Es una catástrofe humanitaria a gran escala que ocurre a plena luz del día, mientras el mundo observa”, declaró un médico gazatí desde el hospital Shifa, uno de los pocos centros de salud aún operativos, pero que funciona bajo condiciones críticas de hacinamiento, falta de electricidad y escasez de insumos básicos.

Las cifras oficiales de víctimas no incluyen a cientos de desaparecidos bajo los escombros, por lo que organizaciones internacionales advierten que el número real de muertos podría ser significativamente mayor. Según informes recientes de la ONU, más del 70% de las víctimas son mujeres y menores de edad, lo que refuerza las denuncias sobre el impacto desproporcionado de la ofensiva israelí en la población civil.

En tanto, el gobierno israelí no ha emitido declaraciones sobre este episodio específico, aunque ha reiterado en ocasiones anteriores que sus operaciones tienen como objetivo destruir la infraestructura militar de Hamás. Sin embargo, "las consecuencias para la población civil son cada vez más difíciles de justificar", alertó la ONG Médicos por los Derechos Humanos.

La comunidad internacional ha emitido declaraciones de preocupación, pero sin lograr avances concretos en un alto al fuego. Mientras tanto, en Gaza, la población continúa enfrentando una crisis humanitaria sin precedentes: más del 80% de los habitantes han sido desplazados, los alimentos son escasos y el agua potable es casi inexistente.

Con la cifra de muertos superando los 58 mil y sin señales de una tregua cercana, Gaza vive uno de los capítulos más oscuros de su historia reciente.

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