Continúa batallando contra el coronavirus el profesor y psiquiatra cubano Sergio Pérez, quien este domingo continúa reportado de muy grave, según el reporte de su colega y amigo Alexander Jesús Figueredo.

A través de las redes sociales, el galeno explicó que Pérez tuvo una noche de pelea con triple apoyo para seguir junto a nosotros.

“El Dr. Sergio Pérez continúa reportado de muy grave, pasó la noche con triple apoyo, en estos momentos valorado por nefrología por su fallo renal, para tomar conducta médica. Demás con igual conducta”, señaló.

Este fin de semana, en otro post, Figueredo escribió una carta en la que pide por la prota recuperación del querido docente:

Querido Dios sé que necesitas de un psiquiatra en estos días, porque con el tema Cuba debes andar medio loco, pero por favor no te lleves a Sergio Pérez sus alumnos necesitamos más de sus temas.

El tema escogido para esta ocasión le he titulado "El mejor psiquiatra es uno mismo".

Así dicen personas que están sufriendo con la pretensión de enfrentar su pesar, o lo que escucha de sus allegados para estimularlas a que mejoren su malestar. Sin embargo, es una de las expresiones más peligrosas e infelices que he escuchado, pues su repercusión en la salud mental del falso psiquiatra puede traer males mayores.

En primer lugar, revela niveles nada despreciables de desconocimiento y autosuficiencia en quienes la pronuncian, pues ser psiquiatra significa haber logrado vencer, tras años de estudios universitarios, unos contenidos científicos que conforman el cuerpo de conocimientos de esa especialidad médica, además de un mínimo de aptitudes para lograrlo. No es posible asumir dicho papel sin una preparación previa.

Detrás de ella también se esconde un real temor a los psiquiatras, a la psiquiatría y por añadidura a la enfermedad mental, un intento de evitar el contacto con este profesional ya que, si “el mejor psiquiatra es uno mismo”, no hay necesidad alguna de ir a uno de verdad. Este miedo encubierto denota no estar en su sano juicio o una escasa cultura médica.

Pretende, además, minimizar la ayuda que estos profesionales pueden ofrecer en pro del restablecimiento de su salud. En mi opinión, usted no puede y no debe ser su psiquiatra, aunque lo fuera, pues un psiquiatra no debe ni puede ser su propio terapeuta. Y digo más, no debe serlo ni siquiera de sus allegados, pues la proximidad afectiva distorsionaría sus decisiones.

Llama la atención que a nadie se le ocurre decir “el mejor cirujano es uno mismo”, “el mejor cardiólogo es uno mismo”, “el mejor neurólogo es uno mismo”, etc. No se trata de especialidades más respetadas que la psiquiatría ni de mayor complejidad, pero sí de un desconocimiento mayor de ella, considerada por muchos una especialidad para atender a los “locos”. Por tanto, en la medida en que una persona aquejado de problemas con su salud mental posponga el momento de asistir al psiquiatra tendrá mayor tiempo de sufrimiento, más tiempo de evolución de la enfermedad que lo aqueja, mayor demora en la implantación de un tratamiento efectivo y puede llegar, incluso a convertirse en un padecimiento crónico por no tomar una medida oportuna y en el peor de los casos a morir por suicidio, pues una depresión no suicida si no se le trata oportunamente puede evolucionar hacia una depresión suicida.

Entonces evite creerse esa expresión engañosa que dice que el mejor psiquiatra es usted mismo. El mejor psiquiatra es aquel que usted elija para contarle los problemas que le aquejan y en el cual va a depositar toda su confianza para establecer una alianza terapéutica.

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