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El colapso se acerca: Observatorio Cubano de Derechos Humanos pide al gobierno que declare emergencia sanitaria nacional

Redacción de CubitaNOW ~ miércoles 29 de octubre de 2025

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La cosa está caliente, y no solo por el sol. En Cuba, lo que comenzó como un brote de fiebre se ha transformado en una crisis sanitaria de gran escala. Ya no se trata solo de dengue o chikungunya: es una mezcla explosiva de virus que mantiene a los hospitales al borde del colapso, a los médicos sin recursos y a la población resolviendo como puede.

El parte epidemiológico de la semana reveló más de 13 mil casos febriles en solo siete días, con una tasa de incidencia superior a 24 por cada 100 mil habitantes. Detrás de esas cifras se esconden tres protagonistas virales: el dengue, el chikungunya y el oropouche. Pero el más preocupante es el serotipo 4 del dengue, considerado el más peligroso, especialmente para quienes ya han sufrido infecciones anteriores.

Sin embargo, la realidad en la calle supera los números oficiales. Desde Pinar del Río hasta Guantánamo, los cubanos repiten la misma historia: “Aquí todo el mundo está enfermo”. Los cuerpos de guardia desbordados, los pasillos llenos de pacientes con fiebre y las fotos de hospitales sin suero ni camas contrastan con los partes “tranquilizadores” del Ministerio de Salud Pública.

“¿Cómo es posible que solo sean 13 mil casos si medio país está en cama?”, se preguntan muchos en redes sociales.

Las provincias más afectadas, según reportes ciudadanos, son Matanzas, Ciego de Ávila, Camagüey, Cienfuegos, Granma y, más recientemente, La Habana, donde la situación se ha deteriorado en cuestión de días.

A la crisis del dengue se suma ahora el resurgimiento de la tuberculosis pulmonar. En Santiago de Cuba, médicos como el doctor Miguel Ángel Ruano denuncian un incremento alarmante de casos y la falta de medicamentos, reactivos y equipos diagnósticos. “Los laboratorios están vacíos y el personal agotado”, relató el especialista.

Este escenario no es casualidad. Con un sistema sanitario sin recursos, sin transparencia y sin apoyo internacional, cualquier brote se convierte en una pesadilla. Y esta vez no es uno: son varios al mismo tiempo.

El Observatorio Cubano de Derechos Humanos pidió al gobierno que declare una emergencia sanitaria nacional, medida que permitiría recibir ayuda internacional, reorganizar presupuestos y transparentar los datos. Pero, según los analistas, el régimen evita reconocer la magnitud del colapso para no poner en entredicho el discurso de la “potencia médica cubana”.

La respuesta oficial sigue siendo la de siempre: fumigar, buscar larvas y negar muertes. Mientras tanto, los hospitales operan en condiciones extremas. Falta suero, faltan camas, faltan manos… y sobra fiebre.

“Cuando el gobierno dice que todo está bajo control, es cuando más hay que preocuparse”, comenta un médico desde Camagüey, bajo anonimato.

Si no llega ayuda humanitaria urgente, la combinación de dengue, chikungunya, oropouche y tuberculosis podría convertir los próximos meses en un infierno sanitario. Lo que comenzó como un brote estacional se ha convertido en una tormenta perfecta: una mezcla de virus, precariedad y silencio oficial.


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