El colapso del “logro revolucionario”: Cuba registra su peor tasa de mortalidad infantil en 25 años
Redacción de CubitaNOW ~ martes 15 de julio de 2025

Durante décadas, el régimen cubano utilizó la baja mortalidad infantil como una de las principales banderas propagandísticas para exaltar los supuestos logros de la Revolución. Sin embargo, ese indicador ha comenzado a desmoronarse, reflejando el profundo deterioro del sistema de salud pública en la isla.
Según cifras oficiales presentadas recientemente por el propio ministro de Salud Pública, José Ángel Portal Miranda, la tasa de mortalidad infantil en Cuba alcanzó los 8.2 fallecimientos por cada 1,000 nacidos vivos en el primer semestre de 2025, la más alta registrada en el país en los últimos 25 años. Este dato contrasta de manera alarmante con los índices que el gobierno solía exponer con orgullo en foros internacionales, y confirma una tendencia sostenida de retroceso sanitario.
A pesar de los discursos oficiales que insisten en culpar al embargo estadounidense como causa principal del colapso, lo cierto es que el sistema de salud cubano arrastra problemas estructurales que ya no pueden ser disimulados: éxodo masivo de médicos y enfermeros, escasez crónica de medicamentos, insumos básicos en falta, colapso en la atención primaria y una infraestructura hospitalaria en ruinas.
El descenso en la natalidad —más de 6,700 nacimientos menos que el año anterior— se suma al alza de muertes infantiles, una combinación letal que deja en evidencia la desesperanza de una sociedad envejecida, desprotegida y sin perspectivas. A esto se suma un índice de mortalidad materna que también se disparó, alcanzando 56.3 muertes por cada 100,000 nacidos vivos.
La crisis del sistema de salud ya no es un problema aislado. Es un fenómeno nacional que afecta especialmente a los más vulnerables: niños, embarazadas y ancianos. Incluso con medidas improvisadas y campañas propagandísticas, el régimen no logra revertir la situación. Los programas materno-infantiles, una vez considerados ejemplares, hoy se desarrollan en medio del desabastecimiento de antibióticos, la escasa disponibilidad de ambulancias y la falta de equipos médicos básicos.
Más allá de las estadísticas frías, lo que se vive en los hospitales y policlínicos cubanos es desesperante: madres que deben llevar sus propios medicamentos, incubadoras dañadas, niños sin acceso a tratamientos oportunos y profesionales sanitarios que, agobiados por la falta de recursos, optan por emigrar o abandonar el sector.
El colapso del indicador de mortalidad infantil es, en esencia, el síntoma más brutal de una realidad que la propaganda ya no puede maquillar: el sistema de salud cubano, otrora orgullo del régimen, está hoy al borde del colapso.
Y con él, se desmorona también el relato oficial que intentó sostener por más de seis décadas que “la salud en Cuba es gratuita y de calidad para todos”. Lo que queda, lamentablemente, son cifras alarmantes y un país donde nacer se ha vuelto, cada vez más, una cuestión de suerte.