El cartón de huevos alcanza los 3 mil 400 pesos en Sancti Spíritus y se convierte en símbolo de la crisis
Redacción de CubitaNOW ~ viernes 28 de noviembre de 2025
Durante meses, en Sancti Spíritus se repetía con resignación que el huevo “no podía subir más”. Cuando el cartón de 30 unidades llegó a 3.000 pesos, muchos aseguraron que había alcanzado su techo. Sin embargo, esta semana un cartel escrito a mano en un pequeño comercio privado del reparto Kilo 12 desmontó esa ilusión: 3.400 pesos.
La escena frente al local parecía rutinaria, pero el ambiente delataba lo contrario. Tres personas aguardaban en silencio, mientras hasta un gato que merodeaba se movía con cautela, como si comprendiera que se había sobrepasado una barrera invisible.
En el mostrador, varios cartones de huevos se exhibían como un privilegio costoso. Con un salario promedio mensual que no supera los 6.500 pesos, comprar uno implica desprenderse de más de la mitad del ingreso. Para algunos es un lujo, para otros una urgencia imposible de posponer. El vendedor, protegido en el interior del local, repetía la misma frase: “Sí, ya están a 3.400”.
La noticia corrió rápido por el barrio. Trabajadores se quejaban en voz alta, jubilados miraban incrédulos el cartel y motociclistas pasaban despacio, midiendo si valía la pena detenerse. Incluso hubo quien limpió sus espejuelos, temiendo que el polvo hubiera alterado la cifra.
En Cuba, el huevo ha sido siempre un barómetro de la crisis: subió con la inflación, la falta de pienso para las aves, el retroceso de la producción nacional y la especulación que llena los vacíos del Estado. Pero este salto de 400 pesos en pocas semanas tiene sabor a desprotección absoluta. “Mi pensión es de 3.000 pesos, ni siquiera me alcanza para un cartón”, lamentó un hombre que observaba la escena a distancia.
En la ciudad, los residentes recurren a cálculos cada vez más angustiosos, pues en muchos comercios solo se vende el cartón entero. “¿Quieres comprarlo a la mitad?”, gritó una vecina a otra desde la acera. La inflación obliga a apelar a una aritmética de supervivencia, reflejo de un país donde hasta el huevo se ha convertido en un lujo.