Un portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos afirmó que todos los países tienen la obligación de aceptar a sus ciudadanos que se encuentran en situación migratoria irregular en territorio estadounidense.

En declaraciones a la Voz de América, el vocero enfatizó que esta norma aplica sin excepciones, incluyendo a Venezuela, país cuyo gobierno ha puesto trabas al retorno de sus nacionales en medio de tensiones con Washington.

El comentario responde a recientes declaraciones de Nicolás Maduro, quien señaló que las sanciones impuestas por el gobierno de Donald Trump, en particular la revocación de la licencia que permitía a Chevron operar en Venezuela, afectaron los acuerdos previos sobre la repatriación de migrantes venezolanos.

Maduro afirmó que su administración tenía previsto el retorno de ciudadanos desde Estados Unidos, pero las restricciones impuestas por la Casa Blanca alteraron esos planes. "Nosotros estábamos preparados para recibir a nuestros hermanos migrantes, pero las decisiones unilaterales de Washington han afectado la logística de los vuelos programados", expresó el mandatario.

La administración Trump, por su parte, ha sostenido que la negativa de Venezuela a aceptar deportaciones a un ritmo acordado, así como el incumplimiento de garantías electorales en los comicios de 2024, motivaron la suspensión de ciertos acuerdos bilaterales.

En un intento por destrabar la situación, el enviado especial de Trump, Richard Grenell, viajó a Caracas a finales de enero para negociar con el gobierno venezolano. Durante su visita, logró la liberación de seis ciudadanos estadounidenses detenidos en Venezuela y presionó para la aceptación de deportados.

El resultado de estas gestiones fue la reciente repatriación de tres grupos de migrantes venezolanos, totalizando 609 personas que se encontraban en situación irregular en Estados Unidos. Aun así, la tensión diplomática persiste y el retorno de más migrantes sigue siendo un tema de negociación entre ambos gobiernos.

Según cifras de ACNUR, más de 7,7 millones de venezolanos han abandonado su país en busca de mejores condiciones de vida, aunque el gobierno de Maduro ha cuestionado esta cifra en reiteradas ocasiones. Mientras tanto, Estados Unidos continúa aplicando medidas migratorias más estrictas en un esfuerzo por controlar la inmigración irregular.

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