El gobierno de Estados Unidos ha intensificado sus acciones contra lo que considera una amenaza creciente: la infiltración del Partido Comunista Chino (PCCh) en instituciones académicas estadounidenses para obtener ventajas tecnológicas y militares. A través de sus universidades, Pekín estaría operando una red silenciosa de recopilación de información crítica, con el objetivo de fortalecer sus capacidades en inteligencia y defensa.

Así lo denunció esta semana el Departamento de Estado, que confirmó la revocación de visados a un número no especificado de estudiantes chinos considerados de “alto riesgo”. Según la portavoz Tammy Bruce, la administración de Donald Trump no permitirá que China utilice el sistema educativo estadounidense como plataforma para espiar, robar propiedad intelectual o exportar su aparato represivo.

“Estados Unidos no tolerará que el PCCh explote nuestras universidades ni el saqueo de nuestras investigaciones para ampliar su poder militar y su maquinaria de vigilancia”, declaró Bruce. “La seguridad nacional está por encima de cualquier privilegio migratorio”.

Entre las medidas anunciadas figura la suspensión inmediata de visados a estudiantes vinculados directa o indirectamente al régimen comunista, en particular aquellos inscritos en áreas sensibles como inteligencia artificial, robótica, telecomunicaciones o ciencia de materiales. Según el secretario de Estado, Marco Rubio, estas áreas son estratégicas y “altamente vulnerables a la penetración china”.

China reaccionó con dureza, calificando la decisión como una acción “discriminatoria y políticamente motivada”, que afectará los derechos de sus ciudadanos y dañará las relaciones bilaterales. La portavoz del Ministerio de Exteriores, Mao Ning, acusó a Washington de usar la seguridad nacional como “excusa para frenar los intercambios educativos y culturales”.

No obstante, desde el Departamento de Estado insisten en que esta ofensiva no es contra el pueblo chino, sino contra la manipulación sistemática ejercida por el régimen. “El problema no son los estudiantes, sino el aparato de poder que los utiliza como herramientas”, dijo Bruce. Añadió que las universidades estadounidenses deben estar alertas ante este tipo de infiltraciones y fortalecer sus controles internos.

En paralelo, se conoció que el gobierno estadounidense ha aumentado la presión sobre centros educativos como Harvard, a los que ha exigido reducir el porcentaje de estudiantes extranjeros y justificar su financiación pública. La universidad fue recientemente advertida por el Departamento de Estado tras una serie de protestas en el campus que encendieron las alarmas de seguridad.

(Con información de Reuters)

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