Economista advierte que la “locomotora” del turismo en Cuba está “oxidada y sin vagones”
Redacción de CubitaNOW ~ domingo 21 de diciembre de 2025
El economista cubano Omar Everleny volvió a encender el debate sobre el turismo en la isla con un análisis crítico en el que cuestionó el papel que el Gobierno ha vendido durante años como la “locomotora” de la economía. Para Everleny, ese relato no se sostiene en la práctica: el sector, afirmó, está “oxidado y sin vagones”, atrapado en problemas estructurales que impiden que el turismo arrastre al resto de la economía.
Entre los puntos que subrayó aparecen la debilidad de los encadenamientos productivos, el bajo nivel de ocupación hotelera y los altos costos asociados a mantener infraestructura con poca demanda. En esa línea, insistió en que no basta con seguir levantando habitaciones: si el turismo va a ser motor, debe integrarse con áreas como la producción de alimentos, los servicios locales y las industrias culturales.
Uno de los datos que más ilustran el problema, según el economista, es la ocupación: en agosto de 2025 se reportó un 21%, es decir, de cada 100 habitaciones disponibles, solo 21 estuvieron ocupadas. La cifra, en un negocio con costos fijos elevados, reduce la rentabilidad y deja a los hoteles operando muy por debajo de lo necesario.
Everleny también se detuvo en la estacionalidad del turismo cubano: el pico suele concentrarse entre noviembre y marzo —por el invierno europeo— y, en menor medida, en verano por el flujo de cubanos emigrados. En cambio, los meses de mayo, junio y sobre todo septiembre y octubre tienden a sentirse más flojos, entre calor, lluvias y temporada ciclónica.
Otro blanco de su crítica fue el esquema de “todo incluido”, que concentra el gasto dentro del hotel y limita el impacto directo sobre negocios y servicios fuera de la instalación, además de elevar costos y desperdicios. Para el economista, si Cuba quiere atraer más turismo con mayor derrame e incluso menor impacto ambiental, ese enfoque —tal como se aplica— resulta cada vez menos sostenible.
Como alternativa, propuso “meter” a otros actores en la ecuación: que los hoteles compren a productores locales y a mipymes, que se facilite crédito y crecimiento al sector privado, y que se diversifique la oferta con actividades extrahoteleras (gastronomía, turismo cultural, vida nocturna, parques temáticos), de modo que el dinero circule en la comunidad y no se quede encerrado en el resort.
En resumen, el diagnóstico de Everleny apunta a un cambio de lógica: menos ladrillo por sí solo y más integración real. Si el turismo quiere volver a ser “locomotora”, concluye su planteamiento, necesita vagones: proveedores nacionales, servicios locales y un modelo menos cerrado que convierta el visitante en ingresos para más sectores, no solo para las habitaciones vacías.