El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, negó en su cuenta de Twitter los intentos de injerencia de su gobierno en las elecciones de 2020 en Estados Unidos. El informe de la inteligencia norteamericana reconoce que a pesar de las intenciones y el intento infructífero el régimen de la Habana era materialmente incapaz de lograr su objetivo. 

Las acusaciones sobre injerencia de #Cuba en elecciones de Estados Unidos es totalmente falsa. Representantes de Trump una vez más mienten, difaman y difunden información falsa. Es una calumnia. #SomosCuba #SomosContinuidad #CubaViva pic.twitter.com/nG1mfleF1A

— Miguel Díaz-Canel Bermúdez (@DiazCanelB) March 18, 2021

Los tanques pensantes al servicio del Partido Comunista se plantearon inclinar la balanza a favor de Joe Biden usando el voto latino. El informe del Consejo Nacional de Inteligencia expone:

“Cuba intentó mermar las posibilidades electorales del expresidente Trump impulsando narrativas contra los republicanos y favorables a los demócratas en la comunidad latinoamericana. La inteligencia cubana probablemente condujo algunas acciones de bajo perfil en apoyo de estos esfuerzos”.

El régimen ha intentado usar a sus agentes de opinión como punta de lanza para influir en la comunidad latina con derechos políticos en Estados Unidos. Este grupo humano está compuesto por 60 millones de personas de los cuales 32 millones estaban habilitados para votar en 2020. Los indicios aportados muestran el interés de aprovechar la tendencia demócrata en esta comunidad (66%) para atraer a latinos indecisos del lado republicano, un 10% del electorado latino según encuestas. 

Las motivaciones del régimen de la Habana están sustentadas en la necesidad de alivio de las sanciones del gobierno de Trump. El país quedó sumido en una profunda crisis política que le obligaba a aperturar medidas liberalizadoras; contrarias al tradicional centralismo. Por lo tanto, favorecer a Biden era un objetivo económicamente justificado. 

Cuba debió mantener acciones de perfil bajo pues llevar a cabo campañas en Estados Unidos le habría costado al régimen demasiado caro. Tan solo si hubiese intentado alcanzar con sus mensajes de 20 a 60 millones de personas en redes como Facebook deberían haber pagado un millón de dólares diarios. Este tipo de transacciones para lograr resultados masivos habrían sido evidentes, sin contar el desembolso insoportable para las flacas cuentas del Estado cubano.

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