Una desgarradora escena en los pasillos de la corte de inmigración de Miami volvió a encender las alarmas sobre los métodos de detención del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).

Janet Correa, una cubana residente legal en Estados Unidos, rompió en llanto tras el arresto de su esposo, quien acudía a una cita rutinaria como parte de su proceso migratorio. Sin antecedentes penales y con un historial intachable de trabajo duro, fue detenido apenas minutos después de que el juez desestimara su caso. “Desde que llegó aquí solo ha trabajado como un mulo. Esto es una injusticia enorme”, denunció Correa entre lágrimas a los medios.

La detención, captada por Univisión, no solo conmocionó por el dolor evidente de la familia, sino que expuso una preocupante tendencia: la utilización de tácticas legales pero moralmente cuestionables por parte de ICE. Según explicó su abogada, la agencia federal esperó a que el juez cerrara el expediente para proceder con el arresto inmediato, sin oportunidad de apelar la decisión ni reabrir el caso. Este modus operandi no es aislado. Un día antes, Julio David Pérez Rodríguez, un joven cubano de 22 años, fue detenido en circunstancias similares tras presentarse voluntariamente a su audiencia migratoria. Su madre denunció que él formaba parte del mismo caso de asilo por el cual ella obtuvo su residencia.

"Estamos ante una táctica premeditada: ICE espera que se cierren los casos para detenerlos sin advertencia. No son arrestos aleatorios, es un operativo calculado", declaró una vocera de una coalición de observadores de cortes migratorias.

Abogados como Ismael Labrador han advertido que estos arrestos violan el debido proceso y han aconsejado a sus clientes optar por audiencias virtuales, aunque incluso esa vía no garantiza protección si ICE ya tiene previsto un arresto.

La estrategia incluye la reinstauración de la deportación expedita, medida que permite expulsar rápidamente a quienes no puedan demostrar temor creíble de persecución o que no han solicitado asilo. La administración Biden había limitado su uso, pero recientes directrices del Departamento de Seguridad Nacional indican un cambio de rumbo.

"Esto ya no es solo una política migratoria, es una crisis humana", afirmó Labrador, subrayando que el temor entre la comunidad migrante crece con cada cita judicial. En medio del caos, muchos intentan seguir las reglas, acudir a sus audiencias y cumplir con los requisitos del formulario I-220A. Sin embargo, lo que debería ser un paso hacia la regularización, se ha convertido para muchos en el inicio de una pesadilla.

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