La Guardia Civil de Madrid culminó una compleja investigación que comenzó el pasado 12 de diciembre de 2024, cuando un empleado de la planta de reciclaje de Loeches encontró, dentro de una bolsa de basura, el cadáver de un bebé.

Desde ese instante, los agentes del grupo de homicidios de la Policía Judicial se enfrascaron en una laboriosa pesquisa para esclarecer las circunstancias que rodeaban este terrible suceso.

La autopsia reveló la desgarradora verdad: el bebé había fallecido en los primeros cinco días de vida, víctima de una asfixia cruel y deliberada. Tras la muerte, su cuerpo fue descuartizado con un instrumento afilado, un acto que evidencia una frialdad estremecedora por parte de la persona responsable.

Este brutal acto conmocionó a la comunidad, especialmente por la violencia y el ensañamiento con que se produjo.

Los agentes, tras una minuciosa selección de bolsas de basura en las inmediaciones del lugar del hallazgo, lograron identificar que la procedencia de los desechos correspondía al distrito madrileño de Puente de Vallecas. Este dato permitió centrar la investigación en esa zona, hasta localizar y registrar la vivienda de la principal sospechosa, una mujer de origen ecuatoriano, quien no opuso resistencia al operativo.

Un elemento clave en la investigación es que, pese a ser la madre biológica del bebé, la mujer no denunció la desaparición del recién nacido ni mostró indicios de preocupación por su ausencia.

Este silencio, unido a la evidencia forense y la conexión de la basura con su domicilio, la sitúa en el centro de la investigación.

Las autoridades han indicado que, una vez presentada ante la justicia, la sospechosa podría ser enviada a prisión provisional debido al riesgo elevado de fuga. Se enfrenta a cargos muy graves, que incluyen la prisión permanente revisable, dada la naturaleza extrema del crimen.

Este caso ha puesto de relieve no solo la eficacia y tenacidad de los investigadores, sino también una realidad social dolorosa que afecta a algunos sectores de la población, donde la vulnerabilidad y la desesperación pueden derivar en tragedias inimaginables; tragedias nunca justificables.

Fuente: El Debate

Foto: Cinta transportadora con desperdicios en la plataforma de separación de la planta de tratamiento

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