La crisis económica en Cuba ha llevado al régimen a tomar medidas cada vez más desesperadas para obtener divisas. Una de ellas ha sido la proliferación de tiendas en Moneda Libremente Convertible (MLC), donde los productos se venden exclusivamente en dólares, inaccesibles para la mayoría de los cubanos. Solo quienes reciben remesas del exterior pueden costear estos bienes, lo que profundiza aún más la desigualdad en el país.

Sin embargo, la escasez de divisas y la incapacidad del régimen para abastecer adecuadamente estas tiendas han generado una situación alarmante: la venta de productos en mal estado y sin los controles mínimos de calidad. Este problema no solo refleja la ineficiencia gubernamental, sino que también pone en peligro la salud de los ciudadanos, quienes se ven obligados a consumir alimentos caducados o contaminados debido a la falta de alternativas.

Un caso reciente ocurrido en la ciudad de Holguín expone claramente esta realidad. A inicios de marzo, una clienta de la tienda en MLC "El Encanto" compró paquetes de lentejas y, al llegar a su casa, descubrió que estaban infestados de gorgojos y larvas. En las fotos que se muestran se observa cómo los insectos han invadido completamente los granos, dejando los envases deteriorados y los alimentos inutilizables.

Según fuentes cercanas, estos productos provendrían de las reservas estatales, donde han permanecido almacenados durante largos periodos sin las condiciones adecuadas. Ante la desesperación por recaudar divisas, el régimen ha optado por distribuir estos alimentos en mal estado en las tiendas en MLC, vendiéndolos a precios exorbitantes sin garantizar su calidad ni seguridad para el consumo humano.

Este incidente no es un caso aislado. En varias provincias del país, consumidores han denunciado la venta de productos vencidos, cárnicos en descomposición y envases deteriorados que evidencian una total falta de control sanitario. 

Mientras altos funcionarios y sus allegados disfrutan de privilegios, la población se ve forzada a pagar precios desorbitados por alimentos en condiciones deplorables. La estrategia de utilizar la crisis como un negocio ha convertido a los cubanos en víctimas de un sistema que los condena a la escasez y la miseria.

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