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Denuncian condiciones infrahumanas y abandono total en hogar de ancianos de Cienfuegos

Redacción de CubitaNOW ~ viernes 5 de diciembre de 2025

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Lo que sucede en el hogar de ancianos de Cruces, Cienfuegos, es una vergüenza nacional. Llegan denuncias estremecedoras sobre más de 40 adultos mayores que viven en condiciones indignas, a los que se suman otros siete que dependen precariamente de la institución. En su interior, la escasez de comida, cuidados y humanidad es total. Lo que abunda es el abandono, el olor a orine, los desechos y un personal de asistencia mínimo que opera en medio del desastre.

El relato incluye casos dramáticos, como el de un residente, Urcio, conocido como “Muñeco”, que llegó a estar amarrado durante un periodo indefinido, quejándose de frío sin que nadie pudiera aliviar su situación. Recientemente, otro anciano falleció a causa de uno de los tantos virus que circulan libremente en la institución, como si fueran parte del mobiliario.

Los residentes afrontan cada mañana con un desayuno que apenas es un cocimiento, ya que la leche es un lujo perdido. El almuerzo es casi inexistente, y cuando aparece, consiste en un “plato fuerte” lamentable: un perro caliente picado. El personal, por su parte, se conforma con un vaso de sirope ante la falta de más opciones.

La comida se prepara en un fogón improvisado de leña o carbón, ubicado en el patio, justo al lado de montones de basura que nadie recoge. Para agravar la situación, una parte significativa de los trabajadores son hombres sancionados, enviados como mano de obra sin salario ni motivación. La única persona que realmente sostiene a los ancianos es la auxiliar de limpieza, forzada a bañarlos, cambiarles la ropa, atenderlos y asumir la responsabilidad de un equipo completo. Esta sobrecarga le fue impuesta por Lázaro Quiñón, el exadministrador, conocido en el municipio por sus desfalcos y que fue trasladado a otro centro donde continuó con sus malas prácticas.

Cada día en el hogar comienza con un panorama de orine, heces y abandono, apenas gestionado por una jefa de turno que lucha, sin éxito, por salvar algo de un sistema colapsado. Lo que debería ser un espacio digno para la etapa final de la vida es, en realidad, un sitio donde la suciedad se acumula bajo las camas y el moho ha colonizado el refrigerador. No cuentan con agua potable ni corriente eléctrica, un detalle que parece menor para la directora, Anay Torres Pérez, quien, a pesar de la situación, continúa cobrando la cuota de combustible para una planta que sigue rota.

La indignación alcanza su punto máximo al conocerse que llegaron paneles solares al municipio, pero los directivos de Salud se los repartieron entre ellos, incluso con familiares, sin destinar ni uno solo al hogar de ancianos. Esta decisión evita mejorar el servicio y aligerar la carga del personal que, a pesar de todo, se entrega a los ancianos en medio de la miseria.


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