Díaz-Canel y su demagogia sobre la democracia cubana que califica de 'superior'
Redacción de CubitaNOW ~ sábado 21 de junio de 2025

Miguel Díaz-Canel, sucesor designado por Raúl Castro, "puesto a dedo" para millones de cubanos, insiste en negar que Cuba sea una dictadura, afirmando que el régimen cubano es más democrático que el de Estados Unidos.
En una entrevista reciente, defendió con vehemencia el sistema unipartidista, calificando la democracia socialista cubana como “superior” y criticando el sistema estadounidense como “manipulado y excluyente”.
Según él, la ausencia de pluralismo político no implica menos democracia ni menos participación. Esta afirmación resulta una clara muestra de demagogia, pues intenta disfrazar un sistema autoritario como un modelo democrático legítimo. Díaz-Canel incluso acusó a EE.UU. de ser hipócrita, “paladín de la democracia” mientras reprime protestas y mantiene una representación excluyente, olvidando que él mismo ordenó reprimir violentamente manifestaciones pacíficas en Cuba en 2021.
Este discurso se produce en medio de una crisis estructural profunda: apagones constantes, inflación descontrolada, escasez de productos básicos, deterioro de servicios esenciales y una emigración masiva. En lugar de reconocer las raíces internas del colapso, Díaz-Canel acusa a “plataformas de odiadores” y noticias falsas de amplificar las protestas estudiantiles contra el alza en tarifas de internet.
Su autocrítica es mínima y no aleja la responsabilidad del régimen en la gestión deficiente, la corrupción y la fuga de profesionales. Así, el líder cubano mantiene un discurso oficial que busca justificar un modelo político cerrado y una falta absoluta de pluralismo real.
El régimen cubano, representado por Díaz-Canel, sostiene una visión política donde la “unidad” bajo el Partido Comunista es la base de la supuesta democracia. Según él, no hay separación de poderes sino “unidad de poderes”, y el PCC es el único garante de la soberanía popular.
Esta filosofía política es un claro reflejo del autoritarismo y totalitarismo, donde no existe oposición legítima ni espacio para el disenso, y la participación ciudadana se reduce a una ratificación simbólica del poder establecido.
La Asamblea Nacional del Poder Popular, que Díaz-Canel califica de “la más representativa del mundo”, es en realidad un órgano controlado totalmente por el partido único, sin competencia real ni representación opositora, donde todas las votaciones son unánimes y las discusiones son eliminadas de la agenda aún sin nacer.
La diversidad formal en ese órgano, basada en género, raza o profesión, pierde sentido sin libertad de pensamiento, expresión o crítica. En Cuba, ninguno de los criterios básicos para una democracia representativa —pluralismo político, independencia judicial, libertad de prensa y alternancia en el poder— se cumple.
La realidad es que la población vive un deterioro constante y el discurso oficial no logra convencer. Díaz-Canel no sólo niega la dictadura, sino que defiende un modelo cerrado y excluyente, que cierra la puerta a reformas políticas sustantivas. Su discurso es un ejercicio de demagogia que busca legitimar un sistema autoritario disfrazado de democracia socialista.