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Díaz-Canel convoca al desfile del hambre

Redacción de CubitaNOW ~ miércoles 30 de abril de 2025

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Mientras el presidente Miguel Díaz-Canel llama desde su cuenta oficial de Instagram a marchar "contra el bloqueo y el fascismo que regresa", y denuncia con fuerza el genocidio en Gaza y otros crímenes que sacuden al mundo, miles de cubanos enfrentan cada día una realidad marcada por el desabastecimiento, el hambre y la desesperanza.

Resulta legítimo y humano alzar la voz contra la injusticia en cualquier rincón del planeta, pero también es urgente mirar hacia adentro, hacia el dolor cotidiano que se vive en cada cuadra, en cada cocina vacía, en cada madre que no puede alimentar a sus hijos.

El 1ro de mayo, históricamente una jornada para celebrar los derechos de los trabajadores, en Cuba ha devenido en una demostración forzada de unidad, mientras los propios trabajadores se enfrentan a salarios simbólicos, colas interminables, apagones prolongados y una inflación que ha hecho de la vida un acto de resistencia.

Hablar de justicia global sin asumir la responsabilidad sobre la miseria interna, es no solo una contradicción política, sino también un acto de desconexión dolorosa con el pueblo.

El discurso del mandatario habla de marchar por un “mundo mejor posible que Cuba quiere y merece”, pero ¿qué Cuba lo quiere? ¿La que emigra en balsas o la que rebusca entre restos para comer? ¿La que calla por miedo o la que grita y es silenciada?

La Cuba que marcha en automático, en actos organizados desde arriba, no es la misma que hoy llora en silencio sus carencias más elementales.

La solidaridad con otras causas no debería usarse como cortina para no ver el sufrimiento del propio pueblo. Mientras se condena el genocidio en Gaza, bien haría el gobierno cubano en atender las muertes silenciosas que produce la pobreza extrema, la falta de medicamentos o la imposibilidad de tener una dieta básica.

El mar de injusticias no está solo allá afuera; también habita aquí, en la Isla cercada, sí, pero también gobernada con sordera y verticalismo.

La Cuba que merece un mundo mejor empieza por merecer una vida digna en su propia tierra. Y eso no se logra marchando bajo consignas vacías, sino escuchando, rectificando y actuando con verdadera compasión y responsabilidad.


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