El gobernante designado Miguel Díaz-Canel ha afirmado en Twitter que la rara dolencia conocida por el Síndrome de La Habana, fue inventada por Washington.

El mandatario colocado en Cuba, por designación del Castrismo, señaló que la Academia de Ciencias de Cuba ha puesto al descubierto lo que calificó de “falsedades”, sobre el sensible hecho que afectó seriamente las relaciones de Estados Unidos con la isla.

“La Academia de Ciencias de Cuba presentó un informe técnico con una evaluación de los incidentes que pone al descubierto las falsedades sobre el síndrome que inventó Washington”, dijo en Twitter haciendo mención a un artículo publicado en el diario estatal Granma.

La Academia de Ciencias de Cuba presentó un informe técnico con una evaluación de los incidentes que pone al descubierto las falsedades sobre el síndrome que inventó Washington. #SomosCubahttps://t.co/TN6BGZa3is

— Miguel Díaz-Canel Bermúdez (@DiazCanelB) September 14, 2021

De acuerdo con el reporte, el doctor en Ciencias Michel Valdés Sosa, director general del Centro de Neurociencias de Cuba, arremetió contra la prensa internacional y su narrativa responsabilizándolos sobre el alcance que ha tenido el tema de los ataques sónicos.

Valdés Sosa acusó a la prensa de “generar confusión y hacer daño”, por hacerse eco, cuatro años después de otras denuncias de diplomáticos asentados en la isla.

 A pesar de los informes y la negativa de Cuba a confirmar estos hechos,  la prensa local canadiense, se hizo eco recientemente de otro hecho similar ocurrido en la nación antillana, donde precisaron que un diplomático canadiense de alto rango en Cuba fue trasladado a su país este año después de sufrir síntomas consistentes con el misterioso síndrome de La Habana.

El incidente habría ocurrido en febrero de 2021, y es la evidencia más reciente de que misteriosos síntomas neurológicos continúan afectando a los diplomáticos canadienses en Cuba, incluso cuando el gobierno sugiere que los ataques se han detenido, dijo el rotativo Ottawa Citizen.

La información se conoció hasta ahora pues el diplomático fue el último en unirse a una demanda de 28 millones de dólares contra el gobierno canadiense.

Antes de partir a Cuba, el diplomático había sido examinado a través de pruebas de referencia que ahora son una rutina para los funcionarios canadienses que se dirigen a Cuba.

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