La publicación de Guillermo Rodríguez Sánchez compartiendo frases motivacionales del 2024 como mensaje de optimismo para el 2025, desató una reacción inmediata entre los usuarios, quienes no cuestionan la intención, sino la repetición constante del mismo discurso oficial cada diciembre, un patrón que se ha sostenido durante más de 60 años sin que el país experimente mejoras reales en la vida cotidiana.

Las respuestas reflejan un consenso claro: el pueblo ha escuchado las mismas promesas de un “año mejor” desde la década de 1960, sin que ninguno de esos anuncios haya significado avances en servicios básicos, abastecimiento, transporte, energía, salud o libertades. Los comentarios señalan lo evidente: cada año se repite el mensaje y cada año las condiciones empeoran.

Así lo expresan muchos cubanos, recordando que desde 2018 se utiliza la misma fórmula —“el próximo año será mejor”— mientras el país atraviesa apagones prolongados, escasez de agua potable, falta de medicamentos y alimentos, sueldos devaluados y un éxodo migratorio histórico.

En los comentarios se mencionan hechos verificables: incremento de enfermedades sin insumos médicos, crecimiento de la miseria, deterioro sanitario y el desbordamiento de hospitales sin recursos. También se menciona la pérdida de esperanza ante un discurso que no reconoce la crisis profunda en la que vive la población.

La repetición del mensaje oficial, cambiando solo la cifra del año, crea la percepción de que el país está detenido en el tiempo, algo que los propios ciudadanos resumen diciendo: “parece que seguimos en 2024”, “cada año es peor que el anterior” o “nada cambia porque siempre dicen lo mismo”.

Desde 1959, el gobierno ha utilizado campañas anuales para proyectar un futuro mejor, pero los resultados sociales, económicos y poblacionales demuestran que la situación ha seguido un rumbo descendente.

La población cubana ha disminuido, el salario real ha caído, la inflación golpea a la mayoría, y miles de jóvenes continúan abandonando el país. Los servicios básicos están en su peor estado en décadas y la infraestructura del país presenta un deterioro extremo.

Por eso, los usuarios reaccionan con sarcasmo, dolor, impotencia y cansancio. No se trata de opiniones sino de hechos reiterados durante más de seis décadas: las promesas se repiten y la realidad sigue igual o peor. Los comentarios expresan lo que millones de cubanos sienten cada vez que escuchan nuevamente el anuncio de “viene un año mejor”: que la frase se ha vuelto un símbolo de un sistema inmóvil, incapaz de transformar la vida de su pueblo.

Fuente: Guillermo Rodríguez Sánchez

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