El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó una nueva proclamación que amplía y endurece las restricciones de ingreso al país para ciudadanos de más de treinta naciones, manteniendo a Cuba entre los Estados sujetos a limitaciones parciales por razones de seguridad nacional y control migratorio.

El texto, divulgado por la Casa Blanca, actualiza medidas previas y redefine el alcance de las prohibiciones, al tiempo que incorpora nuevos países y modifica el estatus de otros. En el caso cubano, la administración estadounidense ratifica que continúan vigentes las restricciones sobre determinados tipos de visados, especialmente aquellos vinculados a turismo, negocios y otras categorías no inmigrantes, debido a deficiencias en los mecanismos de cooperación migratoria y verificación de identidad.

Según el documento oficial, Cuba comparte esta condición con países como Venezuela, Burundi y Togo. Washington argumenta que persisten problemas relacionados con la aceptación de deportados, el intercambio de información consular y las tasas de permanencia irregular de ciudadanos cubanos que ingresan a Estados Unidos con visas temporales.

La proclamación también establece la suspensión total de entrada y emisión de visados para nacionales de doce países considerados de “alto riesgo”, entre ellos Afganistán, Irán, Somalia, Siria y Yemen, y añade restricciones absolutas para otras naciones africanas y asiáticas. Además, impone controles específicos a personas con documentos emitidos por la Autoridad Palestina, alegando imposibilidad de realizar verificaciones confiables en territorios en conflicto.

Trump justificó la decisión señalando que el Gobierno debe impedir el ingreso de personas sobre las cuales no exista información suficiente para evaluar posibles amenazas. “Corresponde al presidente actuar para proteger al pueblo estadounidense y garantizar la cooperación de gobiernos extranjeros con nuestras leyes migratorias”, afirma el texto presidencial.

En relación con Cuba, la Casa Blanca subraya que las limitaciones no constituyen una prohibición total, pero sí una herramienta de presión para exigir mayores compromisos en materia de retorno de nacionales inadmisibles, documentación confiable y colaboración con las autoridades migratorias estadounidenses. La proclamación advierte que el alcance de las restricciones podría modificarse si La Habana demuestra avances verificables en estos ámbitos.

El decreto mantiene excepciones puntuales para residentes legales permanentes, titulares de visas ya emitidas, diplomáticos, atletas, y personas cuya entrada sea considerada de interés nacional para Estados Unidos. Sin embargo, aclara que las visas familiares y otras categorías estarán sujetas a controles más estrictos para evitar fraudes y abusos del sistema.

La administración Trump sostiene que esta ampliación de la lista responde a un contexto internacional marcado por inestabilidad, conflictos internos, debilidad institucional y prácticas que dificultan la identificación segura de viajeros. En ese escenario, Cuba continúa bajo observación, sin salir del grupo de países con restricciones vigentes.

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