Estalla una nueva crisis en el régimen de Nicolás Maduro. La deserción de un alto oficial de la Aviación Bolivariana de Venezuela revela la profunda fractura que atraviesa el aparato militar del país y expone la vulnerabilidad del gobierno ante la presión interna y externa. Según la información difundida por el periodista Mario Vallejo, el general de división Pedro Rafael Suárez Caballero, quien se desempeñaba como jefe de Recursos Humanos de la Fuerza Aérea Venezolana, decidió abandonar sus funciones y refugiarse en Estados Unidos.

Suárez Caballero no solo dejó atrás su cargo, sino que ha comenzado a colaborar con las autoridades estadounidenses, proporcionando información “sensible” sobre la operación delictiva conocida como el Cartel de los Soles, uno de los entramados de corrupción y narcotráfico más poderosos dentro de la estructura militar venezolana, afirma Vallejo.

La deserción de un militar de tan alto rango simboliza mucho más que una baja individual: representa la creciente desconfianza, el miedo y la fractura interna en la Fuerza Armada Nacional.

El descontento dentro del ejército no es nuevo, pero el momento en que ocurre esta deserción refleja la magnitud de la crisis. Tras el cuestionado fraude electoral de 2024, la Fuerza Armada había experimentado la mayor ola de deserciones de su historia reciente, poniendo en evidencia la pérdida de cohesión y lealtad que alguna vez fue pilar del régimen. El propio ministro Vladimir Padrino López, aliado cercano de Maduro, enfrenta la difícil tarea de mantener unida a la institución mientras se multiplican los abandonos y las fugas de información crítica.

Expertos en la región coinciden en que la acción de Suárez Caballero podría ser un catalizador que acelere la desestabilización del gobierno. La información que aporte a las autoridades estadounidenses tiene el potencial de exponer la red de corrupción militar y las operaciones ilícitas que sustentan a la dictadura. Además, su decisión refleja un mensaje claro: cuando la lealtad se rompe, lo que prevalece es el miedo y la búsqueda de protección fuera del país.

La situación pone en evidencia que, mientras el régimen intenta mantener la apariencia de control, su estructura interna enfrenta tensiones crecientes. La deserción de Suárez Caballero se suma a un patrón de fracturas dentro de las fuerzas armadas y demuestra que la presión internacional, combinada con la desconfianza interna, puede minar la estabilidad de Maduro. En un país donde los mandos que deberían garantizar la continuidad del poder deciden huir, queda claro que el miedo y el colapso interno podrían ser las fuerzas más determinantes para el futuro de Venezuela.

Fuente: Mario Vallejo

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