Cubanos ofrecen testimonio sobre el paso del huracán: “Ha sido desesperante, tenso, triste”
Redacción de CubitaNOW ~ miércoles 29 de octubre de 2025
El huracán Melissa azotó durante horas la región oriental de Cuba, desde Las Tunas hasta Guantánamo, tras su entrada por la costa sur de Santiago de Cuba, cerca de Chivirico, dejando un panorama de destrucción, inundaciones y comunidades aisladas.
Según el Centro Nacional de Huracanes (NHC), a las 8:00 de la mañana del miércoles el ciclón mantenía vientos sostenidos de 165 km/h, provocando ráfagas violentas, lluvias torrenciales y marejadas de hasta 3,5 metros.
Desde Palma Soriano, el pastor Alex Pérez Núñez relató a Martí Noticias la magnitud del desastre: “Ha habido bastante daño. Cables del tendido eléctrico en la calle y casas que han perdido toda la cubierta. El río ha subido casi 20 metros… ¡Dios nos ayude!”
El religioso explicó que muchas familias permanecen a la espera de que mejoren las condiciones para intentar recuperar las tejas y reparar los techos arrancados por el viento.
En Manzanillo, provincia de Granma, la activista Keila Proenza describió un panorama igual de dramático: “Ahora mismo hay una ventolera horrible. A una señora le tumbó la pared de la casa, le mojó todas las pertenencias. Todo está feo, feo”, relató.
Proenza añadió que la conexión a internet colapsó durante la madrugada, cuando el huracán golpeó con más fuerza.
“A las 3 de la mañana empezó a sentirse fuerte, recio, que silbaba el techo. Cuando todo se puso fuertísimo, se cayó la conexión completa. Ahora, electricidad, a saber cuándo tendremos. Estoy con la última carga del teléfono, ya comido.”
La situación humanitaria preocupa a los residentes.
“A partir de ahora será difícil encontrar provisiones. La gente está tratando de recuperar lo que perdió”, advirtió la activista.
En Santiago de Cuba, la Defensa Civil confirmó que fue la provincia más golpeada, con ráfagas superiores a los 180 km/h y daños significativos en barrios como José Martí, Versalles y Altamira.
El activista Yasser Sosa, líder del proyecto Una mano amiga, describió escenas de pánico y desesperación: “Las pérdidas, inmensas. Aquello fue desesperante, tenso. Las personas gritaban: ‘¡Auxilio, sáquennos de aquí!’. Hubo desprendimientos de tierra, inundaciones, techos que volaron, casas que se fueron abajo completamente. Ha sido triste, muy triste.”
En Holguín, el huracán continuaba causando fuertes vientos y olas de hasta seis metros mientras se desplazaba hacia el norte. Desde San Andrés, un pequeño pueblo rural a 19 kilómetros de la capital provincial, Dámaso Fernández describió la intensidad del fenómeno: “A partir de las 4:35 de la madrugada arreció el viento y todavía estamos bajo los embates del huracán Melissa. No hemos podido salir a ver nada, porque el viento me lleva.”
Las lluvias acumuladas entre 150 y 300 milímetros, y en zonas montañosas hasta 600 mm, han elevado el riesgo de inundaciones catastróficas y deslizamientos de tierra. Varias comunidades permanecen incomunicadas por el desbordamiento de ríos y el colapso de carreteras.
Con el oriente cubano sumido en el caos, los testimonios reflejan un mismo clamor: la impotencia y el abandono de una población que enfrenta sola uno de los huracanes más fuertes de los últimos años.