'Vale la pena' un programa con una postura ética frente al caos
Redacción de CubitaNOW ~ domingo 1 de junio de 2025

Cuando todo indica que ya se ha dicho lo suficiente y que no queda mucho más por aportar, el psicólogo Manuel Calviño vuelve a sorprender. Con más de tres décadas al aire en la televisión cubana, su emblemático programa “Vale la pena” continúa renovándose, adaptándose a los tiempos sin perder su esencia. Surgido en pleno Período Especial, este espacio se ha consolidado como un referente de pensamiento y sosiego en medio de la incertidumbre nacional.
Con un formato austero —una cámara fija, fondo oscuro y el tono pausado de Calviño— el programa ha logrado lo que pocos: calar profundamente en el imaginario colectivo de la isla. Desde sus inicios, ha sido mucho más que entretenimiento; ha servido como guía emocional, como refugio mental, como punto de partida para reflexionar sobre lo cotidiano. En una televisión muchas veces dominada por consignas y estructuras predecibles, “Vale la pena” se ha mantenido como un espacio singular de introspección.
El rostro visible y alma de esta propuesta es Manuel Calviño Valdés-Fauly, psicólogo social y comunicador, cuyo carisma y claridad lo han convertido en una figura cercana para el público. Cada entrega del programa es un ejercicio de conversación íntima, en la que temas como el miedo, la esperanza, el duelo, la ética, la honestidad o las relaciones humanas son abordados sin pretensión académica, pero con una profundidad conmovedora. Todo eso sin exceder los 15 minutos por episodio.
Lo que hace especial a “Vale la pena” no es solo su permanencia, sino su capacidad de leer el contexto. Así como surgió para calmar ansiedades en los noventa, en una Cuba sumida en la precariedad y la pérdida de referencias, hoy vuelve a desempeñar un papel esencial ante la inflación, el éxodo masivo y el desconcierto social. En ambos momentos históricos, ha cumplido una función terapéutica: verbalizar angustias, ofrecer estrategias de resiliencia y, sobre todo, dignificar la pausa como herramienta de resistencia.
En la actualidad, el alcance del programa ha ido más allá de la televisión. Fragmentos circulan masivamente en plataformas como YouTube, WhatsApp o Telegram, ampliando su audiencia y su impacto. Su mensaje trasciende generaciones y medios, porque —como han dicho algunos de sus seguidores— más que un programa, **“Vale la pena” es una postura ética frente al caos”.
“Vale la pena” no vende soluciones ni impone dogmas. Su éxito radica en conectar con las emociones del espectador, en hablar “desde y para la gente”, en recordarnos que detenernos a pensar es, también, una forma poderosa de seguir adelante. En una isla que lidia a diario con lo imprevisible, la voz serena de Manuel Calviño sigue siendo faro y espejo. Porque como él mismo sugiere, pensar —aun en silencio— sigue valiendo la pena.