Cubanos cuelgan el título: cada vez menos profesionales por la migración y bajos salarios
Redacción de CubitaNOW ~ miércoles 25 de octubre de 2023

Liz Hernández Pérez siempre soñó con ser doctora como sus padres. Su papá es médico y su mamá, enfermera. Sin embargo, la joven de 24 años chocó con la realidad de Cuba y terminó trabajando en una MIPYME (micros, pequeñas y medianas empresas).
"Empecé en el año 2016 en la Facultad de Ciencias Médicas Julio Trigo López. Para mí fue mucho sacrificio, demasiado diría yo. Estudiaba todos los días. Tenía poco tiempo de sueño. Esa constante presión me llevó a un nivel de estrés que hasta mi salud afectó, pero sinceramente no me quejo. Sentí un gran orgullo cuando vi ese título de oro en mi mano", dijo la joven habanera a la revista oficialista Bohemia.
"En el último semestre de mi sexto año tomé la decisión de graduarme y pausar mi carrera en busca de otro trabajo. Vivo sola con mi mamá, un hermano pequeño y mis dos abuelos maternos, ambos bastante delicados de salud. Vivíamos todos del salario de enfermera de mi madre, con millones de limitaciones porque: ¿qué son 5000 pesos aquí para cinco personas?"
Liz trabaja ahora como dependienta en una tienda privada en La Habana. "Me gusta mucho mi carrera, de hecho, es uno de los motivos por los que en ocasiones me siento muy mal. A veces paso por delante del Julio Trigo y me dan ganas de llorar, pero lamentablemente no vivo una vida que me permita trabajar sin importarme el salario", confesó.
Según Bohemia, al problema del poco salario se suma el éxodo masivo de cubanos en los últimos años. "Debido a las complejidades para obtener permisos temporales de salidas al exterior y a las continuas negativas de las autoridades, muchos estudiantes y especialistas de la Salud optan por pedir la baja permanentemente".
La migración y el escaso también afecta el sector de la Educación y otros más. "Iba una semana y faltaba las dos siguientes. Nada parecía interesarle, pero decía que terminaría el curso. Hasta que finalmente, después de muchas ausencias y problemas en el aula, decidió pedir la baja. Los niños terminaron segundo grado sin maestra porque no encontraron una para reemplazarla y es una auxiliar y, a veces, la directora quienes les dan clases, como pueden", contó una madre cubana.
"Me apasiona la sonrisa de un niño, pero no puedo salvar vidas cuando mi salario no me da para comprar comida o cualquier cosa básica, sin contar que haces milagros con nada, prácticamente. En busca de empleo me he encontrado muchos médicos jóvenes como yo que tuvieron que abandonar sus sueños. Si seguimos así, ya no vas a tener que ir al hospital a atenderte porque el médico es el dependiente", dijo Lisset Castaigne, médico pediatra intensivista.
Por su parte, la holguinera Miriam Pérez, profesora universitaria por 18 años, contó su experiencia: "A raíz de problemas de salud propios y de mis padres tuve que explorar otro perfil de mi carrera: la traducción. Poder hacerlo desde casa, en mis propios horarios, me ha dado la libertad de atender a los míos y ayudarlos más económicamente. Ha sido muy fuerte romper el matrimonio con el magisterio, pero no creo que sean tiempos para romantizar el sueño de la vocación cuando tengo que apoyar física y financieramente a mis padres y a mi propia casa con dos niños en edad escolar".
Lisandra Luaces, graduada de Física Nuclear, se cansó de demasiado trabajo, tiempo y estudio para que el salario le durara apenas una semana. Por eso montó un negocio de impresión de documentos: "Los materiales son costosos, casi todo tengo que importarlo porque aquí es imposible conseguir tintas y papel, pero al menos logro llegar a fin de mes con algo de dinero y puedo planificarme".
"No creo que regrese a mi sector, porque el futuro se presenta sin perspectivas efectivas para los que estudiamos más y alguna vez tuvimos un trabajo estatal al que aportamos pensamiento e inteligencia", confesó la cubana a Bohemia.