Un cubano se quejó en la prensa oficialista de las malas condiciones de las funerarias en La Habana.

En una carta enviada a la sección Acuse de Recibo, del periódico Juventud Rebelde, Gilberto Salabarría Blanco cuenta que el pasado 2 de febrero su madre fue velada en la funeraria de Guanabacoa.

"Deja mucho que desear", aseguró Salabarría, quien explicó que varias de capillas del lugar tienen las paredes raspadas y falta de pintura.

Muchas no tienen ni "cristales en las ventanas, apenas están tapadas con nailon", agregó.

Gilberto dijo además en una pormenorizada descripción del lugar que el baño tenía la ventana abierta por falta de iluminación. "El motor de agua roto desde hace tres meses por falta de una pieza... Apenas unos cubos para extraer el agua de la cisterna y luego depositarla en un tanquecito. Cubos que parecen de limpiar. Cuando llueve, el agua cae al centro del pasillo. A la puerta por donde se extraen los cadáveres le falta un cristal".

"Para colmo, ese día los fallecidos los traían de dos en dos en un carro pequeño, provocando disgusto por parte de familiares de los occisos. Imprecisiones en el horario de los entierros", comenta.

El cubano considera que las autoridades de la isla debieran prestarle "mayor atención a esos importantes servicios, de manera que familiares y amigos despidan a sus seres queridos con la decencia y solemnidad que requieren los finales de una existencia".

Según él "no hace falta una millonada de pesos para el mantenimiento de las funerarias de la capital por la Dirección de Servicios Necrológicos, y sí un diagnóstico de cómo se encuentran, para después ir pasándole la mano con sistematicidad".

Los servicios necrológicos en Cuba sufrieron un colapso el pasado año tras el alza de casos de coronavirus en el país.

Déficit de carros fúnebres para transportar los féretros, morgues de los hospitales colapsadas, problemas para producir sarcófagos y mal estado constructivos de los cementerios han sido algunos de los principales problemas que los cubanos han denunciado en las redes sociales.

Un reporte de Diario de Cuba de finales del año pasado reveló que en el Cementerio de Colón, el principal de La Habana, había féretros desarmados, huesos y vestimentas de los muertos desperdigados, así como pequeños nichos en los que se mezclan los restos de los fallecidos.

Un trabajador del lugar aseguró al citado medio que esto último ocurre "cuando se hacen exhumaciones a los dos años y un día del enterramiento lo tienen que recoger unas brigadas, pero a veces se pasan días y semanas".

Las autoridades insistieron en la prensa oficialista en que las denuncias forman parte de la propaganda contra el Gobierno pero sí reconocieron que las imágenes compartidas por los usuarios del cementerio de Colón eran reales.

También refirieron que trabajaban para resolver varios de los problemas existentes, que se agudizaron con la pandemia, entre ellos la falta de transporte para trasladar los cadáveres.

Periódicos locales también informaron de ampliaciones en cementerios y construcción de otros nuevos por la falta de espacio para dar sepultura a los fallecidos durante la crisis sanitaria.

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