Alejandro Díaz es uno de esos rostros que cualquier cubano recuerda al instante, tanto por sus interpretaciones de villano como por su talento para la comedia. Conocido en la Isla por sobrenombres como El Búfalo, El Nene o el Muñecón, Díaz construyó una carrera que trascendió generaciones y géneros, convirtiéndose en un referente del entretenimiento cubano. Curiosamente, su entrada al mundo de la actuación no fue por su preparación artística, sino por su imponente figura atlética y su pasión por el remo.

Antes de colocarse frente a las cámaras, trabajaba en una cafetería universitaria en Marianao, La Habana, durante la década de 1960. Fue allí donde conoció a René Socarrás, quien reconoció en él un perfil perfecto para papeles físicos y lo introdujo en un estudio televisivo. Desde su debut como figurante en la serie Espartaco, bajo la dirección de Silvano Suárez y junto a Luis Alberto García y Nilda Collado, Alejandro Díaz comenzó a forjar una carrera sólida que incluiría tanto cine como televisión.

Su popularidad se consolidó con programas emblemáticos como Detrás de la fachada, donde trabajó durante casi 15 años, y San Nicolás del Peladero. En cine, destacó en películas como El rancheador (1979) y Guardafronteras (1980) de Octavio Cortázar, así como Vidas paralelas (1982) y Retrato de Teresa (1983) bajo la dirección de Pastor Vega. La televisión cubana también lo vio brillar en series y telenovelas como Un bolero para Eduardo, Vacaciones peligrosas y Los insurgentes, además de su notable papel de villano en los policiacos Día y Noche y Tras la Huella.

A pesar de los éxitos, su trayectoria no estuvo exenta de obstáculos. En 1994, a los 49 años, sufrió un accidente cerebrovascular que atribuye a su hábito de fumar. La recuperación fue larga, con más de 15 años de rehabilitación, pero su resiliencia lo llevó de vuelta al arte con renovada energía.

Hoy, Alejandro Díaz reside en La Florida, Estados Unidos, y aunque ha reducido sus apariciones, mantiene su carisma intacto.

Su historia es un testimonio de talento, perseverancia y amor por el entretenimiento, dejando un legado imborrable en la cultura audiovisual cubana.

Fuente: Cuba Net

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