Una vez más, Sandro Castro, el nieto del fallecido dictador Fidel Castro, se convierte en tema de conversación en Cuba y fuera de ella. El joven, acostumbrado a provocar con sus publicaciones, ha anunciado el estreno de una miniserie titulada “El Hoyo”, que promete ser, según sus propias palabras, “su inframundo”. El tráiler oficial, compartido en sus redes sociales, anuncia el estreno para octubre de 2025 y ya ha generado una ola de interpretaciones, críticas y teorías.

En el video, Sandro aparece cavando un hueco “como parte de un trabajo voluntario con Magnolia”, según comenta, aunque la escena pronto adquiere un tono oscuro y simbólico. Personas sin identificar comienzan a lanzarle tierra y hierbas al hoyo, mientras él observa sorprendido. Minutos después, el clip muestra a Sandro dentro de un ataúd en medio de un bosque, del cual se levanta dramáticamente para declarar:

“He resucitado. Vampirach 2025.”

La frase, su actuación teatral y el simbolismo del video han desatado una tormenta de comentarios. ¿Se trata de una simple broma, una obra artística o un mensaje cifrado sobre la realidad cubana? Algunos usuarios interpretan que la “resurrección” podría ser una alusión a su abuelo, Fidel Castro, y al peso simbólico que su figura aún tiene sobre el país.

Otros, en cambio, ven en Sandro a un joven cínico, desconectado de la crisis nacional, que convierte en espectáculo la decadencia de una nación en ruinas.

Lo cierto es que cada aparición pública de Sandro Castro genera controversia. Su mezcla de sarcasmo, teatralidad y referencias al poder que heredó lo mantienen como un personaje ambiguo: ¿un mensajero, un provocador o simplemente un vividor que disfruta del privilegio que su apellido le garantiza?

Con “El Hoyo”, Sandro promete “la mejor aventura”, pero más que una serie, parece ofrecer un espejo deformado de la Cuba actual: un país hundido en su propio hoyo, esperando también una resurrección que nunca llega.

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