Desde el "duende del bache" del oficialista Buena Fe, hasta el directo Pánfilo se ha cantado la historia sobre la realidad presente de las vías nacionales. Las noticias de accidentes automovilísticos no solo responden a la antigüedad de los remendados autos, sino a una red de vías colapsadas y sin mantenimiento. Parece ser cotidiano encontrar carreteras intransitables llenas de caries y abscesos.

Un camionero, con el optimismo de superman intentó atravesar con sus 4 ruedas una de estas calles sin remedio y a pesar de sus destrezas no pudo evitar una de las piscinas olímpicas de la calle Juan Delgado y Libertad, en Santo Suarez.

No sabemos lo que ocurrió después. Seguramente, recibió ayuda de varios, con la inventiva y la buena disposición lo pudieron sacar del hueco. Esta es la realidad propia de la miseria más profunda. Esto se repite cada día en muchos sitios de un país que refleja en sus calles, la cara de un gobierno de 60 años, que nos ha administrado como una finca. A tientas y sin rumbo.

Tras el cuento interminable del “férreo bloqueo” y la evidente carencia de gestión del gobierno nacional se sigue convirtiendo Cuba y sus caminos, en basureros sin solución.

Es desesperanzadora la realidad de muchos cubanos que deben levantarse cada día y salir a buscar el sustento de un hogar sorteando escasez y miedo. Ilegalidad e ineficiencia. Además del peligro que constituye transitar en cualquier medio de transporte esas vías fracturadas.

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