La crisis de servicios básicos en Cuba se agrava a pasos acelerados, mientras el régimen castrista demuestra cuáles son sus prioridades. Según información publicada por La Tijera News, el país carece de recursos para garantizar ambulancias, transporte público, carros fúnebres y camiones recolectores de basura, servicios esenciales que afectan la vida cotidiana de millones de ciudadanos. Sin embargo, al mismo tiempo, continúan llegando nuevas patrullas policiales, destinadas a reforzar la represión y el control social, dejando en evidencia la inversión desigual del gobierno.

La falta de ambulancias ha provocado demoras críticas en emergencias médicas, poniendo en riesgo a pacientes graves, embarazadas, ancianos y niños. La paralización del transporte público mantiene a miles de personas varadas diariamente, mientras la escasez de carros fúnebres se suma a un aumento sostenido de la mortalidad. Además, la acumulación de basura en barrios enteros genera focos de infección y riesgos de epidemias, debido a la ausencia de camiones recolectores y combustible para su operación.

En un anuncio reciente, el régimen reconoció que la crisis energética se prolongará hasta 2026, confirmando que los apagones, la parálisis productiva y el colapso de los servicios continuarán marcando la vida del pueblo cubano.

Esta situación ha motivado nuevas protestas en varias provincias, donde los ciudadanos exigen soluciones urgentes ante la falta de electricidad, comida, atención sanitaria y transporte.

A pesar de la crisis humanitaria, el gobierno sigue reforzando la presencia policial en las calles, enfocándose en operativos de vigilancia y represión, en lugar de invertir en servicios que salvan vidas.

Para muchos cubanos, el mensaje es claro y doloroso: no hay recursos para proteger al pueblo, pero sí para vigilarlo y controlarlo.

El colapso de los servicios esenciales y el fortalecimiento del aparato represivo evidencian la desconexión del régimen con las necesidades reales de la población, generando un clima de indignación y desesperanza en la sociedad, que ve cómo su vida diaria se deteriora mientras se prioriza la represión sobre la supervivencia.

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