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Diciembre en Cuba; de mes de fiesta a tiempo de resistencia

Redacción de CubitaNOW ~ miércoles 17 de diciembre de 2025

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Diciembre siempre fue, para los cubanos, un mes distinto. Aunque no sobrara nada, se esperaba con ilusión. Se adornaba la casa como se pudiera, se improvisaba un arbolito, se colocaba un Nacimiento y se aguardaban fechas cargadas de simbolismo popular y religioso, como los días dedicados a Santa Bárbara y a San Lázaro.

La Nochebuena y el Fin de Año no eran solo celebraciones cristianas: eran, sobre todo, momentos de reunión, de mesa compartida y de esperanza renovada, incluso entre los más pobres. Hoy, esa imagen parece pertenecer a otro país y a otro tiempo.

En la Cuba actual, la pregunta sobre qué se cenará el 24 o el 31 de diciembre dejó de ser parte de la emoción previa a las fiestas. Se ha convertido en un reflejo directo de la crisis económica que atraviesa la Isla. Para miles de familias, no se trata de escoger un menú, sino de saber si habrá algo que llevarse a la boca.

En redes sociales, los comentarios de los cubanos hablan más de resignación que de celebración. Muchos mencionan opciones mínimas: picadillo de "averigua", salchichas, huevos. Otros apelan al humor como escudo ante la realidad y dicen que “cenarán limonada”, una frase que ya no provoca risa, sino que resume la precariedad cotidiana y la falta de alternativas reales. La carne de cerdo, símbolo histórico de la Navidad cubana, aparece como un recuerdo lejano, casi inalcanzable para trabajadores y jubilados cuyos salarios no alcanzan para enfrentar los precios del mercado informal.

Quienes logran poner algo de “proteína” en la mesa lo viven como una pequeña victoria, no como parte de una tradición. La celebración se reduce, se adapta, se achica. Y aun así, no a todos llega. A la escasez de alimentos se suman los apagones, la dificultad para conservar lo poco que se consigue y una situación sanitaria que mantiene a muchas personas enfermas y sin medicamentos.

El golpe no es solo material. También es emocional. En los testimonios se repite una sensación de cansancio colectivo, de pérdida de alegría. Hay quienes dicen que no se escucha música, que no se siente ambiente festivo, que diciembre pasó de ser un mes de luces a uno de silencios y sombras. Para muchos, el deseo principal ya no es celebrar, sino terminar el año con vida y con algo de salud.

Así, la Navidad y el Fin de Año en Cuba dejan de medirse por lo que se cocina o se brinda, y pasan a medirse por la capacidad de aguantar. La pregunta ya no es quiénes celebran, sino quiénes pueden hacerlo. Y la respuesta duele: cada vez son menos.



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