Pedro José Rodríguez, Cheito, conocido entre los amantes del baseball cubano como “Señor Jonrón”, murió el día de hoy, según informó el escritor deportivo Francys Romero. Se presume que una insuficiencia renal fue la causa del deceso . Al morir Cheito, Cuba pierde a uno de los atletas más grandes del deporte nacional de su tiempo y la oportunidad de haber hecho justicia a un deportista destruido por el régimen.

El dólar regresa a Cuba y “Señor Jonrón” se va. Un hombre que en plenitud de su carrera fue separado definitivamente de su pasión deportiva, por el delito de tenencia de dólares. Simplemente lo sacaron y la injusticia se consumó. Hubiese llegado a los 500 jonrones, no perdonaba un error de lanzamiento. Simplemente las botaba. Pero el absurdo no le permitió imponer su marca. 

Me informan desde Cuba que ha fallecido Pedro José Rodríguez, uno de los grandes del béisbol cubano. Paz eterna a Cheito.
Extraclase que sufrió la injusticia de una sanción cuando tenía 29 años y 276 HR por poseer unos dolarés. Regresó a los 3 años y sólo conectó 10 HR más. pic.twitter.com/wD2AHwmCh7

— Francys Romero (@francysromero10) February 13, 2021

En 1985 tener dólares o buscarlos era más que delito, un pecado. La moneda del enemigo no era digna de los revolucionarios cubanos. Cheito necesitaba dólares, pues estaba próxima la salida a Edmonton Canadá.

El hombre de los jonrones no pudo ir al campeonato y nunca más se le permitió vestir el uniforme del equipo Cuba. Duramente sancionado por tres años, su retorno a la pelota mostró un hombre sin ilusiones y debilitado por la injusticia.

Ese año, Pedro José Rodríguez debió ver desde su casa como Luis Giraldo Casanova se coronaba líder de jonrones con 6 cuadrangulares. Aunque Cuba ganó el certamen los especialistas coinciden que de haber estado Cheito la victoria habría sido de connotaciones épicas.



Como de costumbre, los errores en Cuba no contemplan la posibilidad de una disculpa. Se fue el “Señor Jonrón”, digno y estoico, sabiendo en su eternidad que el pueblo cubano condenó a los que le negaron el florecimiento de su gloria.

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