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Crisis estructural contrasta con millonarias inversiones en polos turísticos

Redacción de CubitaNOW ~ miércoles 28 de mayo de 2025

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Mientras la Isla atraviesa una de las crisis más graves de las últimas décadas —con apagones generalizados, inflación galopante y una escasez crónica de alimentos, medicinas y agua potable— el régimen cubano intensifica sus esfuerzos por vender el turismo como solución redentora. En una emisión reciente del programa oficialista Mesa Redonda, altos funcionarios del gobierno defendieron el sector turístico como “motor de desarrollo” y fuente de financiamiento para sectores estratégicos como la salud, la educación y la infraestructura.

El reportaje, publicado en Cubadebate bajo el título “Turismo en Cuba: ¿Cómo impacta en la economía y la calidad de vida de la población?”, evitó cualquier análisis crítico. Por el contrario, funcionó como una tribuna propagandística para reforzar un discurso optimista y desconectado de la realidad vivida por millones de cubanos. Representantes del Ministerio de Economía, el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos y el Grupo Hotelero Gran Caribe se turnaron para destacar los beneficios del turismo, sin abordar el impacto desigual que este modelo ha provocado en la vida cotidiana.

“Mientras el gobierno presume inversiones millonarias en infraestructuras turísticas, los ciudadanos enfrentan condiciones de vida precarias, con hospitales sin insumos, escuelas deterioradas y barrios sin acceso regular al agua” , son opiniones generalizadas de internautas que resumen la realidad cubana en la actualidad.

Susset Rosales Vázquez, funcionaria del Ministerio de Economía, sostuvo que “el turismo permite financiar prioridades nacionales”, pero tal afirmación choca con una realidad que desmiente el discurso oficial.

Los propios datos del régimen indican que más de 300 millones de dólares anuales se invierten en infraestructura hidráulica vinculada al turismo. Sin embargo, estos proyectos se concentran en polos como Cayo Largo, Guardalavaca o Santa Lucía, mientras las comunidades aledañas, e incluso muchas zonas urbanas de la isla, dependen de camiones cisterna para acceder al agua. Este contraste profundiza las brechas sociales, y revela un modelo que privilegia la imagen hacia el exterior, en lugar de resolver las necesidades básicas del pueblo.

Y es que la campaña para limpiar la imagen del turismo ocurre en paralelo al hundimiento interno del país, en una estrategia que intenta ocultar el fracaso económico con vitrinas brillantes reservadas al visitante extranjero. En medio del colapso, el régimen apuesta al espejismo turístico como tabla de salvación, aun cuando la mayoría de los cubanos vive al margen de esos beneficios.




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