Crecen los niveles de violencia en Cuba: crimen y pandillas desafían la seguridad

Redacción de CubitaNOW ~ jueves 3 de octubre de 2024

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Cuba, que alguna vez fue conocida como uno de los países más seguros de América, está enfrentando una creciente ola de criminalidad que ha sacudido la vida cotidiana de sus ciudadanos. A pesar de la reputación que el fallecido líder Fidel Castro promovió, describiendo a la isla como “el país más seguro del mundo”, la realidad actual pinta un panorama diferente para muchos cubanos.

Un ejemplo es el de Samantha González, cuyo hermano menor, Jan Franco, fue asesinado hace dos meses en lo que parece ser una disputa relacionada con pandillas. El joven de 19 años, aspirante a productor musical, fue apuñalado fatalmente en las calles de su barrio en La Habana. "No puedo entenderlo", confiesa Samantha, visiblemente afectada mientras sostiene fotos de su hermano. "Él era la luz de nuestra familia".

Este incidente no es aislado. En los últimos meses, varios jóvenes han perdido la vida en enfrentamientos callejeros. Samantha asegura que la violencia, alimentada por pandillas y el uso de armas blancas como cuchillos y machetes, está fuera de control. "Ya nadie resuelve las discusiones a golpes. Siempre hay armas involucradas", relata.

El auge de una nueva droga en la isla, conocida como “químico”, ha empeorado la situación. Este estimulante barato, derivado del cannabis, se ha popularizado entre los jóvenes y ha contribuido a un aumento en los delitos violentos. En otros tiempos, mencionar la existencia de un problema de drogas o pandillas en Cuba podría haber causado repercusiones. Sin embargo, la creciente percepción pública sobre la inseguridad ha obligado a las autoridades a reconocer el problema.

El gobierno cubano, tradicionalmente reservado sobre asuntos de criminalidad, abordó el tema en un programa de televisión llamado Mesa Redonda, donde el coronel Juan Carlos Poey Guerra, jefe de la unidad antidrogas, admitió la presencia de la droga “químico” y su impacto en la juventud. A pesar de estas admisiones, las autoridades insisten en que la situación no es tan grave como parece, afirmando que sólo el 9% de los delitos en Cuba son violentos y apenas el 3% involucran homicidios.

Sin embargo, muchos cubanos cuestionan la veracidad de estas estadísticas. La falta de supervisión independiente y transparencia en la recopilación de datos genera desconfianza entre la población. Las redes sociales han jugado un papel crucial en exponer historias de violencia que muchas veces no aparecen en los medios oficiales.

El gobierno, por su parte, culpa a Estados Unidos por la entrada de drogas en la isla y el prolongado embargo económico, argumentando que esto ha empujado a algunos ciudadanos hacia el crimen. Aun así, muchos cubanos no confían en que las autoridades estén manejando adecuadamente la situación.

Un caso que refleja esta desconfianza es el de Shyra, una activista transgénero que fue asaltada por un hombre armado con un cuchillo en una calle mal iluminada de La Habana. "Lo más desilusionante fue la respuesta de la policía", dice Shyra. A pesar de haber informado a los oficiales sobre la dirección del agresor, sus palabras fueron ignoradas. "Me dijeron que no estaban ahí para 'esas cosas'. Me quedé sin palabras", relata.

La creciente inseguridad ha llevado a muchos a cuestionar si la reputación de Cuba como un lugar seguro sigue siendo válida. Los funerales de jóvenes como Jan Franco, rodeados de amigos y familiares que lamentan la pérdida de futuras promesas truncadas por la violencia, reflejan un país que enfrenta serios desafíos.

Mientras las autoridades se esfuerzan por mantener la narrativa de que Cuba sigue siendo más segura que otros países de la región, la realidad para muchos cubanos en las calles es distinta. Las historias de víctimas de la delincuencia y la inacción policial se multiplican, erosionando la confianza en un sistema que alguna vez fue visto como un bastión de seguridad.

(Con información de "BBC Mundo")



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