El régimen de Nicolás Maduro ha decidido avanzar en la fabricación de drones bélicos en Venezuela, una iniciativa que ha despertado preocupación en el entorno internacional por sus implicaciones para la seguridad regional. En colaboración con Irán, el gobierno venezolano ha establecido fábricas para la producción de estos vehículos aéreos no tripulados, utilizados como herramientas militares versátiles y potencialmente letales.

Según un informe de inteligencia divulgado en redes, la empresa aérea Conviasa ha estado involucrada en el transporte de drones y sus componentes, como la estación móvil de control y el equipo necesario para el funcionamiento de estas aeronaves. Estos desarrollos son parte de un esfuerzo por fortalecer el aparato represivo interno del régimen venezolano, así como su capacidad de proyección militar en la región.

El senador estadounidense Marco Rubio ha expresado su preocupación por la creciente influencia de Irán y otros actores internacionales en Venezuela. Durante su audiencia de confirmación como secretario de Estado, declaró que el régimen de Maduro es similar a una organización narcotraficante que controla el Estado venezolano. Rubio ha advertido que la construcción de fábricas de drones por parte de Irán representa un riesgo directo para la seguridad hemisférica.

Los drones desarrollados en Venezuela, con tecnología y asistencia iraní, reflejan un fortalecimiento de las alianzas estratégicas del régimen con países como Rusia, China e Irán. Se ha señalado que estas aeronaves, como el sistema Mohajer-2, conocido localmente como ANSU-100, están siendo modernizadas y equipadas con armamento sofisticado en la base aérea El Libertador en Aragua.

Este proyecto de drones no es nuevo. En 2009, Venezuela firmó un acuerdo con Irán para la producción de UAVs, que fueron ensamblados por la Compañía Anónima Venezolana de Industrias Militares (CAVIM). A pesar de los problemas económicos y las sanciones internacionales, el régimen ha persistido en su empeño por desarrollar esta tecnología, incluso mostrando uno de los modelos en público en 2012. Sin embargo, el proyecto inicial tuvo contratiempos debido a problemas de financiamiento y mantenimiento, lo que llevó a una paralización temporal.

La reciente reactivación de la producción de drones en Venezuela se realiza bajo la supervisión de la Empresa Aeronáutica Nacional (EANSA). Maduro ha promovido la producción de estos vehículos como una herramienta multiusos, aunque el enfoque principal ha sido el uso militar. Estas acciones son parte de una estrategia del régimen para mantenerse en el poder a través de la represión y el control militar, en un entorno de creciente tensión interna y aislamiento internacional.

La colaboración con Irán es especialmente preocupante debido a que los drones se han convertido en una pieza clave en la estrategia militar y terrorista del gobierno iraní. Esta cooperación fortalecería la capacidad de Venezuela para llevar a cabo operaciones militares y represivas, aumentando la inestabilidad en la región.

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