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La cola de Delia: el poder de un funcionario que decide el futuro académico de los niños en La Habana

Redacción de CubitaNOW ~ lunes 15 de septiembre de 2025

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En La Habana, un fenómeno cotidiano y desesperante se ha convertido en símbolo de la burocracia educativa cubana: la llamada “cola de Delia”. Así describió el periodista Manuel Viera, desde su perfil de Facebook, la interminable espera de cientos de padres frente a la Dirección Provincial de Educación, ubicada en un inmueble azul en la capital.

Cada mañana, decenas de padres se agrupan con la esperanza de ser atendidos por Delia, la funcionaria que controla de manera casi absoluta la ubicación de estudiantes a nivel provincial.

A veces Delia llega, a veces no. Hace dos días, después de un par de ausencias, la paciencia de los padres se agotó y decidieron irrumpir en el inmueble, reclamando para hablar directamente con el Director Provincial.

Delia es la responsable de decisiones que afectan el futuro académico de cientos de estudiantes: aprueba traslados, movimientos de estudio, cambios y asigna vacantes en carreras y escuelas.

Su poder es absoluto, y quienes acuden a la cola dependen completamente de su disponibilidad y voluntad.

Lo que más llama la atención, según Viera, es que ningún otro funcionario parece percatarse del absurdo de la situación.

Nadie cuestiona el sufrimiento de los padres, obligados a apilarse como ganado en espera de ser escuchados, mientras la burocracia se mantiene intacta.

La escena luce irreal, especialmente en una época de internet e inteligencia artificial, donde la digitalización de procesos podría evitar tanto desespero.

El caso refleja no solo la centralización extrema del sistema educativo, sino también la falta de empatía institucional frente a problemas cotidianos.

Mientras los padres luchan por garantizar la educación de sus hijos, se enfrentan a un sistema rígido y despersonalizado, donde un solo individuo determina el acceso a derechos fundamentales.

Para muchos, esta situación se asemeja a un escenario salido de Narnia, como ironiza Manuel Viera: un espacio en el que la lógica y la eficiencia parecen haber desaparecido, y donde el poder de un solo funcionario provoca largas colas, frustración y ansiedad entre los ciudadanos.

La cola de Delia se ha convertido en un símbolo de la burocracia cubana: un recordatorio de cómo el hiper control centralizado, lejos de facilitar la vida de las personas, puede generar situaciones de sufrimiento innecesario, incluso en tiempos de tecnologías avanzadas.


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