La congresista republicana María Elvira Salazar lanzó un mensaje directo a la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, al acusar a su gobierno de respaldar y sostener a regímenes autoritarios en América Latina, con especial énfasis en Cuba. Para la legisladora de origen cubano, la política exterior mexicana no es neutral ni humanitaria, sino un apoyo activo que contribuye a la supervivencia de dictaduras como la cubana y la venezolana.

“Basta ya de respaldar dictaduras en Venezuela y Cuba”, afirmó Salazar en un pronunciamiento público, en el que subrayó que México “es demasiado importante para quedarse al margen” y debe asumir una postura clara a favor de la libertad y la democracia en el hemisferio occidental. Según la congresista, la historia juzgará a quienes opten por el silencio o la complicidad frente a gobiernos represivos.

Desde la óptica de Salazar, el caso cubano resulta especialmente grave. México se ha convertido en uno de los principales sostenes diplomáticos, políticos y económicos del régimen de La Habana, al mantener una relación privilegiada que incluye suministro de petróleo, acuerdos comerciales, respaldo político en foros internacionales y una narrativa constante contra las sanciones estadounidenses. Ese apoyo, sostiene la congresista, no beneficia al pueblo cubano, sino que permite a la cúpula gobernante prolongar su control mientras la población sufre una crisis sin precedentes.

La legisladora también vinculó esta política exterior con los problemas internos de México. A su juicio, el país enfrenta una profunda crisis marcada por el narcotráfico, la violencia y la corrupción, mientras su gobierno decide alinearse con dictaduras que han destruido sus economías y anulado las libertades básicas. “Sheinbaum enfrenta una disyuntiva: defender la libertad y la democracia o apoyar a dictadores”, advirtió Salazar.

Las declaraciones de la congresista se producen después de que la presidenta mexicana instara a la Organización de las Naciones Unidas a intervenir ante el aumento de tensiones entre Estados Unidos y Venezuela, y ofreciera a México como mediador para evitar un conflicto. Sheinbaum expresó su rechazo a las sanciones y bloqueos, y criticó abiertamente la política de Washington, al señalar que medidas como el embargo a Cuba “no afectan a los gobiernos, sino a los pueblos”.

Para Salazar y otros sectores críticos, ese argumento es el mismo que durante décadas ha utilizado el régimen cubano para justificar su fracaso económico y su represión política. Desde esta perspectiva, la postura mexicana no solo reproduce el discurso oficial de La Habana, sino que le da oxígeno internacional en un momento en que el sistema cubano atraviesa una de sus peores crisis estructurales.

El contraste con Estados Unidos es evidente. Mientras la administración estadounidense incrementa la presión sobre gobiernos como el de Nicolás Maduro y mantiene sanciones contra Cuba, México opta por una política de acercamiento y respaldo que, según sus críticos, termina financiando y legitimando a regímenes autoritarios.

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