Las autoridades de salud en Cuba han confirmado la circulación del virus de Oropouche en la provincia de Las Tunas, específicamente en el municipio de Colombia. Esta noticia surge a raíz de los resultados de dos muestras enviadas al Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK), lo cual ha generado preocupación entre los residentes y expertos de la región.

Según el Dr. Aldo Cortés González, subdirector del Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología, la vigilancia sobre las arbovirosis y síndromes febriles se ha intensificado. El doctor enfatizó la necesidad de que la población busque atención médica ante cualquier síntoma febril inespecífico y la importancia de mantener la higiene comunal para prevenir la proliferación de mosquitos, tales como el Aedes aegypti y el Culex, conocidos vectores de esta enfermedad.

En un contexto donde las altas temperaturas favorecen el incremento de diversas enfermedades, la respuesta de las autoridades ha sido, como de costumbre, instar a la población a acudir a sus médicos de familia para el diagnóstico y tratamiento adecuado. Sin embargo, este enfoque deja en evidencia las deficiencias del sistema de salud cubano, que sigue careciendo de los recursos necesarios para manejar adecuadamente estas crisis sanitarias.

El virus de Oropouche, detectado por primera vez en Cuba a finales de mayo, se ha expandido rápidamente a varias provincias. Los síntomas incluyen fiebre elevada, dolores de cabeza y articulares, malestar general, vómitos y diarreas. Aunque no existe un tratamiento específico más allá de la atención sintomática, se requiere una vigilancia estricta para prevenir complicaciones graves como la encefalitis o la meningitis.

Este brote es un recordatorio más de la fragilidad del sistema de salud cubano, afectado por años de negligencia y falta de inversión. La incapacidad para proporcionar una respuesta adecuada y rápida a emergencias de salud pública refleja la necesidad urgente de reformas profundas y un compromiso real con el bienestar de la población. Mientras tanto, los cubanos siguen enfrentándose a estas amenazas con recursos limitados y una infraestructura sanitaria que no está a la altura de las circunstancias.

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