“Los niños son la esperanza del mundo”, así titula su reflexión esta cubana, quien admite la impotencia sentida y la furia tras la experiencia que conoció de cerca.

Ella cuenta cómo las tiendas en MLC, una estrategia del gobierno cubano, han acentuado la existencia de clases sociales en Cuba, sobre todo, las diferencias entre quienes pueden acceder a ellas y para quienes no hay posibilidad alguna.

Además, reflexiona que si en una familia no hay un emigrado o “gusano apátrida” como los llaman los defensores del gobierno, esa familia no tiene la mínima posibilidad del acceder a lo básico.

Así expone lo que vivió:

Hoy me he sentido triste, impotente, creo que en un momento sentí hasta furia, después de escuchar la historia de una madre, cercana a mi, que después que su hija enferma vomitó le pidió algo frío de tomar que no fuera agua, su mamá no tiene MLC para comprar un jugo, un yogurt, un refresco para su hija.

Señores gobernantes de Cuba, los niños cubanos no solo están para decir que serán como el Che, los niños cubanos necesitan juguetes, chucherías, jugos, refrescos, galletas, necesitan vivir una infancia feliz, y alguien dirá que no son cosas fundamentales para vivir, yo creo que sí.

Cuando yo era niña, me tocaba una vez al año los juguetes, el básico, el no básico y el dirigido, eran días emocionantes, a pesar de la escasez, a pesar de, a veces, no haber el juguete que soñaba, a pesar de la cola, pero la inocencia infantil no repara en eso, simplemente era feliz porque tendría 3 juguetes nuevos en mi colección,

¿hoy cómo le hace un padre que no tenga ‘un gusano o apátrida traidor' fuera de estás aguas que le mande MLC para comprar un juguete a precios astronómicos? ¿Para comprar un simple refresco?

¿Alguno de los iluminados en economía que juegan con el salario de los cubanos como jugar a la lotería me puede responder? Con la felicidad y el bienestar de los niños no se juega, porque son la esperanza del mundo, son los que saben querer y se respetan.

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