Cinco personas están bajo arresto en Cuba, acusadas de robar aceite dieléctrico en las provincias de Mayabeque y La Habana. Este tipo de delito, calificado como sabotaje, podría llevar a los detenidos a enfrentar condenas de hasta 15 años de prisión, debido a su impacto en la infraestructura eléctrica y su posible consideración como un crimen contra la seguridad del Estado.

El Noticiero Estelar del Canal Caribe informó este domingo sobre la detención de una presunta red de ladrones de aceite dieléctrico, un material utilizado en transformadores eléctricos. Este hurto ha causado averías prolongadas y cortes de electricidad en varias comunidades, afectando a miles de personas.

Israel Ramos Sáenz, ingeniero de la Unión Eléctrica de Cuba (UNE), explicó que la sustracción de este aceite de un transformador puede dejar a más de 4.000 clientes sin servicio eléctrico. “Este tipo de delito no solo afecta a los usuarios, sino que compromete el funcionamiento de la red eléctrica en un momento en que el país enfrenta una delicada situación energética”, señaló el ingeniero.

El robo más reciente ocurrió en la subestación de Nazareno, en el municipio de San José de Las Lajas, provincia de Mayabeque. A pesar de que los delincuentes lograron escapar, las autoridades encontraron en el lugar un automóvil, un teléfono celular, herramientas y varios tanques de 20 litros llenos de aceite. Este hallazgo permitió a los investigadores identificar a los sospechosos, quienes están ahora en prisión provisional.

Yenisleido Pichardo, vicefiscal jefa de la provincia de Mayabeque, advirtió sobre la severidad de este tipo de delitos, especialmente en el contexto actual de la crisis energética que atraviesa el país. "Estamos trabajando en una economía de guerra, y cualquier sabotaje que afecte la seguridad nacional se castiga con la mayor dureza", declaró Pichardo, subrayando que las penas por sabotaje oscilan entre 7 y 15 años de prisión, con la posibilidad de aplicar la sanción más alta.

Según las autoridades, el objetivo de los ladrones era vender el aceite como combustible, aprovechando su alto contenido de hidrocarburos. El precio de reventa alcanzaba los 250 pesos por litro, un negocio lucrativo en medio de la escasez de combustible que afecta al país.

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