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La FAO pone a Cuba entre los países con menos hambre: Dice que los cubanos comen mejor que argentinos, mexicanos y colombianos

Redacción de CubitaNOW ~ miércoles 29 de enero de 2025

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Recientemente, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) publicó su informe sobre el hambre en América Latina y el Caribe, correspondiente al período 2021-2023. En este documento, la FAO indica que menos del 2.5% de la población cubana padece hambre, situando a la isla en la misma categoría que países como Chile, Uruguay y Costa Rica. Sin embargo, esta afirmación resulta completamente contradictoria con la realidad que vive el pueblo cubano, sumido en una crisis alimentaria sin precedentes.

Una desconexión con la realidad cubana

Según el informe de la FAO, países como México (3.1%), Panamá (5.6%), Paraguay (4.5%), Colombia (4.2%), Brasil (3.9%) y Argentina (3.2%) tienen una mayor proporción de población padeciendo hambre que Cuba. No obstante, esta conclusión ignora la evidencia palpable de la crisis alimentaria en la isla, donde la falta de productos básicos, la escasez de proteínas y la imposibilidad de acceder a una dieta adecuada son problemas diarios para millones de cubanos.

Las largas colas para adquirir productos racionados, la dependencia de un mercado negro donde los precios son prohibitivos y el éxodo masivo de ciudadanos en busca de mejores condiciones de vida son pruebas irrefutables de la precariedad alimentaria que enfrenta la isla. Es paradójico que, según la FAO, los cubanos sufren menos hambre que en otros países de la región, cuando miles de ellos arriesgan sus vidas emigrando precisamente hacia esas naciones en busca de una mejor alimentación y calidad de vida.

Cuba: un éxodo motivado por el hambre

El informe de la FAO ignora el fenómeno migratorio que afecta a Cuba, donde cada año miles de ciudadanos escapan de la miseria y el hambre. Resulta ilógico suponer que los cubanos abandonan su país, enfrentándose a peligrosas travesías por mar o rutas terrestres inhumanas, para buscar refugio en países donde, supuestamente, el hambre es más severa.

Este éxodo es la manifestación más clara de que la población cubana no puede satisfacer sus necesidades alimentarias en su propio país. No se trata de una crisis pasajera, sino de una situación estructural agravada por el fracaso de las políticas económicas y agrícolas del régimen cubano. La dependencia de importaciones, el desmantelamiento del sector productivo y la falta de incentivos para la agricultura han convertido a Cuba en un país incapaz de alimentar a su propia gente.

La manipulación de los datos y el papel de la FAO

La FAO, al basarse en datos oficiales proporcionados por los gobiernos, corre el riesgo de legitimar cifras manipuladas por regímenes que no garantizan transparencia. En el caso de Cuba, el acceso a información real sobre la producción y el consumo de alimentos está limitado por la censura estatal, lo que pone en duda la veracidad de los datos utilizados para elaborar este informe.

Además, el propio informe señala que el indicador de prevalencia de subalimentación no refleja crisis temporales ni carencias momentáneas de nutrientes esenciales. Sin embargo, en Cuba no se trata de una crisis temporal, sino de una escasez crónica y sistémica. La población cubana ha normalizado la falta de alimentos, con generaciones enteras creciendo en un entorno de racionamiento y desnutrición encubierta.

Cuba está viviendo una de sus peores crisis alimentarias en décadas, y minimizar su gravedad no solo es irresponsable, sino que perpetúa el sufrimiento de su pueblo. La comunidad internacional debe reconocer la realidad del hambre en la isla y exigir cambios estructurales que permitan a los cubanos acceder a una alimentación digna y suficiente. Mientras tanto, la FAO tiene la obligación de corregir su enfoque y reflejar con mayor exactitud la verdadera situación de los países que analiza.

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