La tragedia y la impotencia vuelven a golpear a una familia cubana. El cuerpo sin vida de Pedro Pablo Pérez Portal, conocido en su comunidad como “El Gallego”, fue encontrado en avanzado estado de descomposición en las áreas exteriores de la Escuela Primaria Abel Santamaría, en el reparto El Vaquerito, municipio Morón.

Según confirmó una fuente cercana a la familia a La Tijera, que pidió mantener el anonimato por temor a represalias, el hallazgo se produjo varios días después de su desaparición, reportada el pasado 3 de octubre.

El cuerpo fue encontrado por vecinos que percibieron un fuerte olor proveniente de un área boscosa cercana al centro escolar.

El suceso ha dejado en shock a toda la comunidad, especialmente a los residentes de la calle 7ma entre 4ta y 6ta, donde vivía el fallecido. Pedro Pablo, un hombre de carácter tranquilo y querido por su entorno, padecía lagunas mentales e isquemias transitorias, según relataron sus allegados.

A pesar de que su familia alertó de inmediato sobre su desaparición, las autoridades locales apenas actuaron.

Pasaron días sin búsqueda activa, sin brigadas organizadas, sin un llamado público. Solo cuando el cuerpo apareció en descomposición, comenzó el movimiento policial. Para entonces, ya era demasiado tarde.

El caso de “El Gallego” refleja una realidad cada vez más frecuente en Cuba: desaparecer suele ser el preludio de una tragedia.

En los últimos meses, se han multiplicado los reportes de personas extraviadas —ancianos, adolescentes, mujeres— que luego aparecen muertos, en fosas, montes o cañadas, mientras el Estado mantiene silencio o minimiza los hechos.

En un país donde no existe un protocolo real de búsqueda, donde las denuncias no se atienden con urgencia y los medios oficiales callan, la desaparición se ha convertido en sinónimo de muerte, abandono y desamparo.

Los vecinos del reparto El Vaquerito exigen una investigación seria y cuestionan cómo el cuerpo de Pedro Pablo pudo permanecer tantos días a la intemperie, tan cerca de una escuela, sin que nadie diera parte. “Esto no es solo una tragedia familiar, es una vergüenza para las autoridades”, expresó un residente indignado.

Mientras la comunidad despide con dolor a “El Gallego”, La Tijera News vuelve a encender la alarma: en Cuba, la indiferencia mata tanto como la miseria.

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