El que la gente en Cuba no esté detenida injustamente es “un asunto de gran importancia para Estados Unidos, que cuenta con amplio apoyo de los dos partidos y, desde luego, de las dos Administraciones”. El candidato que ha propuesto Trump al frente de su política exterior, el senador Marco Rubio ha sido siempre un firme defensor de sanciones contra Cuba. Este hijo de exiliados cubanos que emigraron a Estados Unidos antes de la llegada al poder de Fidel Castro a la Isla tiene previsto comparecer este miércoles ante el Comité de Relaciones Exteriores para su audiencia de confirmación.

“La Administración entrante ciertamente tendrá la oportunidad de revisar la posición”, ha admitido. Pero trabajarán con la misma información con la que cuenta la Administración actual, que arroja que “no hay pruebas creíbles en este momento de que Cuba esté apoyando el terrorismo internacional”, ni lo ha hecho en los últimos seis meses, el requisito que contempla la legislación nacional para permitir la retirada de un país de la lista negra.

La Casa Blanca de Trump volvió a incluir a Cuba en el elenco de países patrocinadores del terrorismo en los últimos días de su mandato, el 11 de enero de 2021, cuando se disponía a ceder el poder a la Administración demócrata de Biden. El Gobierno republicano alegó el apoyo de La Habana al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela y su negativa a extraditar a líderes de la guerrilla colombiana a Bogotá, entre otros argumentos, para justificar el paso. El presidente Barack Obama había retirado a la Isla de la lista durante su segundo mandato, cuando Washington y La Habana emprendieron una etapa de deshielo.

A lo largo de los cuatro años de mandato demócrata, diversas organizaciones de derechos humanos, incluida la conferencia de obispos católicos estadounidenses y Gobiernos extranjeros han pedido a Biden la salida de Cuba de la lista.

En octubre del año pasado, el Gobierno colombiano envió una nota diplomática a Washington para solicitar ese paso y resaltar cómo La Habana había contribuido a facilitar el desarrollo de negociaciones de paz. “Otros aliados, incluidos la Unión Europea, España, Canadá, Colombia, Chile y muchos otros también habían pedido retirar a Cuba la designación de país promotor del terrorismo”, explicaba el alto cargo.

Inmediatamente después de que comenzaran a circular las informaciones sobre el paso de la Administración Biden, el senador republicano Ted Cruz, del Comité de Relaciones Exteriores, arremetía contra la decisión, que consideraba “inaceptable”. 

“El terrorismo promovido por el régimen cubano no ha cesado. Colaboraré con el presidente Trump y mis colegas para revertir de manera inmediata la decisión y limitar el daño causado por ella”, sostenía en un comunicado.

Así las cosas, tres congresistas cubanoamericanos califican de traición la decisión de Biden sobre Cuba; Carlos Giménez, Mario Díaz-Balart y María Elvira Salazar denunciaron que la decisión de Joe Biden fortalece al régimen castrista y traiciona al pueblo cubano.

Los legisladores criticaron que esta acción contradice las promesas hechas anteriormente por la administración Biden. “Este presidente ha hecho todo lo posible para ayudar a la tiranía en La Habana, igual que a las de Managua y Caracas”, afirmó Diaz-Balart.

Salazar enfatizó que esta decisión “le da oxígeno económico al aparato represivo del régimen castrista para que siga reprimiendo a la gente”. Cuestionó el papel del secretario de Estado, Antony Blinken quien no renunció ni se opuso a la orden emitida por la Casa Blanca de retirar a Cuba de la lista.

“Blinken me aseguró en el Comité de Relaciones Exteriores que no estaban considerando sacar a Cuba de la lista, pero luego cambió de postura cuando la Casa Blanca le ordenó hacerlo”, denunciaron.

Giménez expresó su preocupación por el impacto de esta decisión en la política exterior de Estados Unidos: “Biden está rechazando los sueños de libertad de los cubanos y dañando los intereses de este país. Es un acto final que demuestra el fracaso de su administración”.

Con la inminente llegada de Donald Trump a la presidencia, Díaz-Balart se mostró confiado que esta decisión será revertida rápidamente: “El presidente Trump, el mejor amigo de la causa de la libertad en el mundo, aplastará esta medida y restaurará las sanciones al régimen castrista; 

esta fiesta del régimen será muy corta”, refiriéndose al supuesto alivio que representa para el gobierno cubano esta decisión.

La decisión de Biden de retirar a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo ha generado una fuerte polémica en el Congreso y entre sectores de la comunidad cubanoamericana, que consideran esta acción como un golpe a los esfuerzos por presionar al régimen de La Habana hacia un cambio político significativo.

El gobierno cubano reaccionó este martes a la decisión de Estados Unidos de retirar a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo y afirmó que esta medida es "limitada pero correcta". 

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